«Adán y Eva»: El andaluz «moñas» elige a la «cortante» vasca

La Voz REDACCIÓN

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Carlos y Maite vivieron al desnudo en «Adán y Eva» su propia versión de «Ocho apellidos vascos». Al final triunfó el amor a pesar de las discusiones y los adjetivos que se dedicaron mutuamente

05 nov 2014 . Actualizado a las 14:39 h.

La tercera entrega de Adán y Eva vivió ayer su propia versión de Ocho apellidos vascos al desnudo. El andaluz Carlos y la vasca Maite se encontraron sobre la arena blanca de una paradisíaca isla croata y chocaron desde el principio. Pero al final el andaluz la eligió a ella y no a Verónica, una joven andaluza muy lanzada que llegó a la isla con una bolsa llena de juguetes sexuales.

«De Bilbao, he escuchado que os cuesta más abriros con la gente» le dice Carlos a Maite en su primer encuentro en la playa en el reality Adán y Eva. A lo que la joven vasca replica: «Tú eres del sur y te voy a dar una oportunidad». Un duelo al más puro estilo cinematográfico, emulando a Dani Rovira y Clara Lago, en la popular película de Emilio Martínez-Lázaro.

Maite le dejó muy claro desde el principio a Carlos que no se iría a vivir con él al sur en caso de iniciar una relación sentimental. Para ella, como el País Vasco y Bilbao, no hay nada. Como en la primera entrega de Adán y Eva salió a relucir la Alhambra de Granada. Maite aseguró que no se podía comparar con el Guggenheim porque al fin y al cabo «solo son cuatro jardines». Además dejó claro que no le gustaba el clima del sur de España. Para Maite, demasiado caluroso y demasiado húmedo.

Los apellidos, como en la película Ocho apellidos vascos, fueron otro de los motivos de discusión de la pareja. «Si tuviéramos hijos, ¿no tendríamos que ponerles tus apellidos verdad?», le preguntó Maite a Carlos. «Hombre, pues no vamos a ponerles los del vecino», le contestado él, con sorna.

Las discusiones entre Maite y Carlos fueron constantes. La bilbaína intentó mostrarse fría y distante con las atenciones y los detalles de Carlos. Tras la primera noche, unas notas tiernas fuera de la cabaña no hicieron ninguna gracia a Maite. «¡Qué moñas es!», fue la reacción de la vasca.

En medio de una de las muchas broncas entre Carlos y Maite, llegó Verónica a la isla. La joven, andaluza, se mostró muy lanzada desde el principio. «A mi no me importaría hacer un trío», les dijo. Una proposición que dejó con la boca abierta a Maite y Carlos. Al andaluz intentó conquistarlo con una bolsa llena de juguetes sexuales.

Tras la llegada de Verónica, Maite reconoció que a veces se mostraba demasiado fría y distante. «Puede ser que sea cortante y seca a veces y que tenga que aprender a suavizar».

Al final se demostró que los polos opuestos se atraen porque Carlos acabó eligiendo a Maite y, al igual que en Ocho apellidos vascos, el andaluz y la vasca decidieron darse una oportunidad en Adán y Eva y dejar sus diferencias atrás.