Pablo Carrasco ampara el formato del programa y asegura el espacio no se salta ninguna línea para lograr audiencia a pesar de las denuncias por vulnerar los derechos de un menor
17 jul 2014 . Actualizado a las 19:02 h.Aunque Entre todos cerró su primera temporada el pasado 26 de junio, el programa de Toñi Moreno sigue generado polémica. Primero fue el Ministerio Fiscal que demandó al espacio de RTVE y a su productora por vulnerar los derechos a la imagen y a la intimidad de un niño con discapacidad ya que habrían usado al menor con «fines conmiserativos» ofreciendo, además, datos sensibles sobre su vida. Después llegó el turno de la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, que pidió a fiscalía que la emisión dejara de usar la imagen de niños para estos fines y, además, los acusaron de fomentar la mendicidad infantil y no preservar la intimidad de los menores.
A pesar de las dos denuncias sobre la mesa, el productor ejecutivo de Entre todos, Pablo Carrasco, sigue defendiendo el programa de Toñi Moreno. «En Entre todos hemos atendido 531 casos y el fiscal nos ha demandado por uno. Vamos a revisar si hemos cometido un error. De ser así, obviamente lo corregiremos, pero duele mucho el alboroto creado», asegura el ex director general de Radio Televisión de Andalucía en una entrevista en el diario El País. Asimismo, también incide en que el formato no es nuevo, ya que en Canal Sur emitieron Tiene arreglo durante 500 programas y «no había recibido ni una crítica. Más aún, la Academia de la Televisión lo premió en 2012». Aunque, cabe recordar, que la televisión de Andalucía acusó a RTVE de «plagio y competencia desleal».
Calificado por el periódico francés Le Figaro como el programa de los pobres, Pablo Carrasco insiste en que en Entre todos no se saltan ninguna línea para lograr audiencia y que «me sorprende que en los medios no salga nada positivo del programa». Aunque insiste que el espacio de Toñi Moreno es «un programa y no una ONG», el productor insiste en El País que «ha sido un balón de oxígeno para 531 familias». Palabras muy similares a las del presidente de RTVE, Leopoldo González-Echenique, que admitió el pasado mes de abril que el programa vespertino no promueve «ni la caridad ni la limosna» y que su objetivo no es otro que «canalizar» ayudas entre personas y proporcionar «ayudas rápidas a situaciones límite».
Pablo Carrasco defiende el formato de Entre todos y a su presentadora. El sueldo de Toñi Moreno generó todo tipo de controversia cuando se conoció cuanto ingresaba por trabajar para la cadena pública. La presentadora cobra 175.000 euros al años, es decir, 1.400 euros por programa, cobrando cuatro veces más que uno de los buques insignia de TVE, Mariló Montero. «Su sueldo no es desproporcionado para un programa de tres horas en directo. Está por debajo de lo que cobran otros presentadores. Pero si presentase a personas que se tiran de un trampolín, por ejemplo, no se hablaría de ello», explica el productos que incide en su profesionalidad y su experiencia como avales.
Por una parte lo que cobra Toñi Moreno, y por otra lo que le cuesta en total el espacio a la cadena pública. Entre todos tiene un presupuesto de 3,68 millones de euros por temporada, es decir, 30.000 euros por cada programa. «Garantizo que es un programa de tres horas que resulta muchísimo más barato que la programación que se emitía anteriormente en TVE. Y se han conseguido 7,8 millones de euros que han ido a parar a 530 familias. El programa cuesta menos que eso, por tanto, no se haga demagogia», admite Pedro Carrasco en el País.
Las otras polémicas de «Entre Todos»
Aunque Entre todos nunca se había enfrentado directamente a una denuncia de la Fiscalía hasta ahora, no es la primera vez que le llueven críticas al programa de Toñi Moreno. Ya a finales del 2013, el espacio de TVE acumulaba más de 50 quejas de espectadores, entre la que destacaba la de la presidenta del Consejo General de Trabajo Social que denunció que el formato contradice su código deontológico y promueve la sustitución de derechos sociales por la caridad. La propia Defensora del Espectador, Elena Sánchez, reconoció que esta emisión es polémica.
Una de las situaciones que más criticas generó fue la conversación de Toñi Moreno con una joven de Santiago de Compostela. La chica explicó que se había separado del padre de su hijo y comenzó a dar detalles sobre su relación con él. «Tenía síndrome de Edipo, mucha dependencia de su madre», explicó. «Hija mía, ¿tú no sabes que lo primero que hay que hacer es ganarse a tu suegra?», le espetó la presentadora de Entre todos sin apenas dejarla continuar. La joven siguió con su relato y en un momento dado mencionó que su expareja la maltrataba. En ese momento, Toñi Moreno la interrumpió y le dijo: «estas cosas no las podemos contar así, si no has puesto una denuncia no podemos contarla así. Cuando pasa una cosa así o se denuncia o se calla una para el resto de su vida». Para terminar con su típico «¿Qué tengo?» y una ovación del público.
A pesar de que el presidente de RTVE, Leopoldo González-Echenique, negó que Entre todos ejerciera «proselitismo de la violencia machista», la presentadora se vio obligada a pedir dos veces perdón en los días posteriores. Semanas después, también aseguró que este espacio no promueve «la caridad ni la limosna» y ha defendido que su objetivo no es otro que «canalizar» ayudas entre personas y proporcionar «ayudas rápidas a situaciones límite».
Las llamadas en directo
Las críticas también le han llegado en directo a Toñi Moreno, tanto por la forma del propio espacio como su propio sueldo. Un espectador le pidió en directo a la presentadora que donará parte de lo que cobra. Meses antes, dos estudiantes de trabajo social entraron por teléfono y le explicaron a la conductora que su programa «fomenta la caridad, es el Estado de Bienestar quien debe ayudar a los necesitados. El Estado debe intervenir y no recurrir a la caridad. Están jugando con los sentimientos de las personas». La presentadora de Entre todos, ni corta ni perezosa, no se quedó callada y le recriminó que « nunca te vieses en la situación de tener que pedir ayuda. Esto es solidaridad, no caridad».