Para Alberto Guntín, guionista de series gallegas históricas como Matalobos y Mareas vivas, además de Padre Casares, los libretos de la serie de los habitantes de Louredo resultan especialmente exigentes. «Demandan un conocimiento muy profundo de los personajes -explica-. La línea que separa la farsa de la comedia es muy fina y si los personajes dejan de ser ellos mismos se convierte en una farsa. Hay que conocer muy bien a los tipos humanos para escribir esta serie».
-¿Qué novedades puede esperar el espectador de la nueva temporada?
-Habrá muchas sorpresas. Habrá personajes nuevos, algunos episódicos y otros que vienen para quedarse y también alguna marcha con regreso sorprendente.
-¿Cuál es el secreto del éxito de «Padre Casares»?
-Hay tres elementos clave. Por un lado, el cásting y la identificación absoluta de cada actor con su personaje gracias a su talento. Por otro, la identificación de la gente con los personajes, ya que jugamos con tipos que son muy reconocibles por nuestra idiosincrasia como pueblo. Y por último, su mezcla de ternura y humor.
-Después de cerca de doscientos episodios, ¿cuánta vida le queda a la serie?
-Le quedará vida en tanto sigamos leyendo periódicos y encontrando tramas. Las ideas salen de lo que leemos en el periódico, porque no dejan de ser un reflejo de nuestra realidad.
-¿Cómo definiría esta veterana serie?
-Como profesional, es un producto muy agradecido, porque cuenta con actores que defienden todo lo que escribas. Eso es una delicia. Y como espectador, lo genial es que muchos episodios tanto pueden arrancarte una sonrisa como una lágrima.