Grecia sancionará la emisión de su canal público por Internet

B. Pallas REDACCIÓN / LA VOZ

TELEVISIÓN

La huelga por el cierre de ERT se convirtió en protesta contra el Gobierno

14 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La televisión pública griega sigue viva en Internet. Los trabajadores encerrados en la sede del canal desde que el pasado martes se decretó su cierre de forma fulminante continúan emitiendo una señal que difunden a través de la Red portales de todo el mundo, como la European Broadcasting Union y el creado por la plataforma de afectados por el ERE de la cadena autonómica madrileña, Salvemos Telemadrid.

El Gobierno griego amenazó ayer con sancionar a los medios locales que retransmiten el programa de información continua de los trabajadores de ERT, con el argumento de que «es una emisión sin permiso y, por tanto, ilegal».

Parte de los 2.656 miembros de la plantilla que el martes se quedaron sin trabajo continuaban ayer en sus puestos, haciendo un informativo continuado, mientras el país estaba llamado a una huelga general en señal de protesta contra un cierre que convierte a Grecia en el único país de la Unión Europea sin canal estatal de televisión.

El seguimiento de la huelga fue dispar, pero la manifestación que la acompañó se convirtió en una protesta cerrada contra un gobierno calificado cuando menos de «autoritario», según apunta Efe. «Lo que queremos es que acabe este fascismo, porque lo que está ocurriendo es puro fascismo, con la Policía antidisturbios cortando las señales de televisión. Estamos hartos», dijo Eleni, un ama de casa que participó en la manifestación de apoyo a la plantilla de la ya extinta radiotelevisión pública griega.

Esta tercera huelga general en lo que va de año tuvo un seguimiento masivo en el sector público y prácticamente nulo en el privado, informa Efe.

Aunque nadie en Grecia pone en duda la necesidad de reformar el ente público, que durante años ha visto crecer castas de privilegiados, nombrados por los distintos gobiernos o partidos y con sueldos astronómicos, el cierre sin previo aviso ha indignado al país. Las críticas al primer ministro griego, Andonis Samarás, se han tornado ahora en ira.