Carlos Sobera: «En este país hay gente que se cultiva sin pedir nada a cambio»

Beatriz Pallas REDACCIÓN / LA VOZ

TELEVISIÓN

Busca desde esta noche a la mente más brillante de España

08 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Suena raro decirlo, pero Antena 3 estrena esta noche en el horario de máxima audiencia un programa que valora el intelecto. Se trata de Increíbles. El gran desafío, un concurso que busca a la mente más brillante de España. Al frente estará uno de los maestros del género, Carlos Sobera, que vive «con naturalidad» la reñida competencia de la noche del viernes, convencido de que en la parrilla hay hueco y público para todos.

-¿El concurso será un examen de preguntas y respuestas?

-No tiene nada que ver con un quiz show. Es un talent show muy específico. Reúne a concursantes con capacidades mentales y sensoriales muy diversas que les permiten hacer cosas inusuales, como memorizar 25.000 decimales del número pi, tener habilidades de cálculo excepcionales o reconocer al tacto a una persona entre mil.

-¿Con tanta diversidad, quién determina al ganador?

-Chenoa, Santiago Segura y Mario Vaquerizo harán sus valoraciones, pero elige el público.

-Muy democrático...

-Se trata de ver aquello que más sorprende a la gente de entre todas estas cualidades que tienen que ver con el intelecto.

-Un programa que valora la capacidad intelectual va a contracorriente en la televisión de hoy en día...

-Va a contracorriente con la vida que tenemos en este país y en el mundo en general. Pero te permite reconciliarte con el género humano, ver que en este país no hay solo mangantes y vividores, sino gente culta que se esfuerza por aprender y por cultivarse sin pedir nada a cambio.

-¿Es el concurso el género televisivo por excelencia?

-Para mí lo que diferencia a la televisión como medio de comunicación es el caos que se vive en directo. Esa página en blanco, esa ausencia de un guion hace que sea un medio muy vivo. En el concurso, por ejemplo, solo hay una mecánica, y a partir de ahí no sabes qué va a pasar.

-Y lo que pasa a veces es que a Paula Vázquez se le rompe un tirante a punto de dar las campanadas...

-Eso es magnífico, porque eso es con lo que se queda la gente. Al final las campanadas no son más que campanadas y son siempre doce, pero que a Paula se le caiga un tirante y esté a punto de quedarse desnuda delante de toda España es algo que ocurre sin que se pueda prever.

-Hay que admitir que el género del concurso lo tiene más que dominado. ¿Teme encasillarse?

-Me siento muy a gusto en el concurso y lo vivo con mucha pasión. El día que no me divierta lo dejaré o seguramente me echarán. Y no me siento encasillado en absoluto, como no se puede decir que John Wayne lo estuviera por hacer wésterns magníficos o Cary Grant por protagonizar comedias. No tengo ningún interés en hacer un informativo o un espacio del corazón solo para demostrar que puedo hacerlo. Yo quiero hacer lo que me gusta y he tenido mucha suerte, porque al final es más fácil que se cansen de ti antes de que te canses tú. La televisión es muy dura, se consume enseguida, y en España, más.