Un confuso estreno en La Sexta para la serie «Vigilados»

B. PALLAS REDACCIÓN/ LA VOZ

TELEVISIÓN

La producción llegaba con el aval de estar producida por J. J. Abrams y de los trece millones de espectadores que vieron su estreno en Estados Unidos hace dos meses.

18 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Confusión es la palabra que define el episodio piloto de Vigilados: Person of Interest, una serie que La Sexta estrenó en la noche del miércoles y que fue el tercer programa más visto de las generalistas, con cerca de dos millones de espectadores. La producción llegaba con el aval de estar producida por J. J. Abrams (Perdidos) y de los trece millones de espectadores que vieron su estreno en Estados Unidos hace dos meses. Las expectativas eran altas. Pero ni lo uno ni lo otro resultaron ser suficientes para una serie que, en el primer capítulo, desplegó la complejidad de su argumento en medio de un caos que, por momentos, invitaba más a la risa que a la intriga. Y la trama no es poca broma. Plantea la posibilidad de la existencia de un superordenador que almacena datos de todos los ciudadanos y, tras analizarlos, decide si las personas son de interés o no, en función de si en el futuro van a estar relacionadas con algún posible acto terrorista o criminal, ya sea como autores o como víctimas.

El hombre que creó esta gran máquina para el Gobierno, un misterioso millonario filántropo (interpretado Michael Emerson), se guardó una puerta secreta para acceder a esos registros y ahora quiere utilizarlos para hacer el bien, en la línea de Tom Cruise y su unidad de precrimen de Minority Report. Ahí entra en juego el otro protagonista, Reese (Jim Caviezel), un exagente de la CIA al que el Gobierno da por muerto.

No hay un ápice de credibilidad en las disparatadas acciones de este Terminator moderno, lo que hace que lo que auguraba ser una interesante reflexión acerca de ese gran ojo que todo lo ve produzca más bien hilaridad, aunque sin llegar al límite de cambiar de canal.

La serie promete mejorar en entregas sucesivas, pero empieza a consolidarse el mito de que muchas de las series que triunfan en EE.?UU. pasan por España de puntillas.