Finaliza el ciclo de cine de verano con la emisión de «Bernard y Doris»

Miguel Anxo Fernández

TELEVISIÓN

03 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Cuando dos actores coinciden en sacar lo mejor de sí mismos gracias a unos personajes afortunados, poco importa si el formato es película o tvmovie. Aquí son Susan Sarandon y Ralph Fiennes, que no desperdiciaron la oportunidad que HBO les brindó en el 2008 para protagonizar Bernard y Doris. Adaptado del libro Too Rich, The Story of Doris Duke, el guión de Hugh Costello se centra en la heredera del magnate del tabaco James Buchanan Duke, Doris Duke, excéntrica y caprichosa multimillonaria, cuyas salidas de tono eran pasto preferido de la prensa rosa y sensacionalista. Concretamente abarca su intensa relación con Bernard Lafferty, mayordomo irlandés homosexual que antes lo fuera de algunas divas conocidas, entre ellas Liz Taylor. ?Ambos, además de alcohólicos incorregibles, comparten su condición de almas solitarias destinadas a apoyarse el uno al otro más allá de las convenciones de una relación entre personas de diferente sexo.

Con Bernard y Doris, HBO mantiene su línea habitual de ficción televisiva de calidad, confirmada en este caso con tres nominaciones a los Globos de Oro para la película y sus dos actores, triplete que repetirían también en los premios Emmy. De dirigirla se encarga Bob Balaban, curtido en lides televisivas de calidad, que logra extraer de Sarandon y Fiennes dos registros memorables en un momento profesional plenamente satisfecho con sus éxitos cinematográficos.

El mérito de Costello en el guión está en haber gradado el desarrollo de los personajes a medida que van creciendo a ojos del espectador, con una estructura próxima al teatro en lo espacial y puliendo los diálogos al máximo, alejándose de la tópica relación del confidente gay con la multimillonaria caprichosa para reconvertirlo a peculiar historia de amor entre dos almas en principio antagónicas por proceder de mundos muy opuestos, pero con más puntos en común de los que creían, sobre todo en cuanto a su soledad.

Lo que comienza como una relación convencional entre asalariado y patrona, acabará estrechándose con los años, entre efluvios etílicos, hasta un desenlace no por esperado igualmente satisfactorio. Al mismo tiempo, Bernard y Doris es también un ácido y lúcido retrato de la sociedad neoyorquina que se movía entre el fasto derivado del dinero y la hipocresía que medraba a la sombra del poder económico. Destaca, en la última entrega del ciclo de cine verano de V Televisión, su acertada fotografía y también su cuidada banda sonora, a cargo de Alex Wurman.