No debería sorprendernos de que a Casillas le caiga ese chorreo a cuenta de su novia Sara Carbonero. Si hasta ahora éramos un país discreto en cuanto al ombligo para abajo, fue la propia televisión quien rompió las reglas de juego con la carnaza rosa pronto derivada a marrón. De tal manera que ya parecemos país de cotillas porque la televisión tiende a exagerarlo todo y a extender la apariencia de que todos bailamos al son que tocan algunas de ellas.
No, la realidad es otra. Nos importa un pimiento que Carbonero entreviste a su Casillas. O quizá Telecinco haya decidido exprimir el limón y por qué no, sacar tajada al invento. A fin de cuentas, la cadena lidera ese tipo de contenidos.
Enviar a la señorita Carbonero a Sudáfrica, hacerla aparecer en la banda del campo a un lado de la portería en donde calienta su cariño y encargarle la recogida de declaraciones, podría ser casualidad. No seremos país de cotillas, pero sí de mal pensados?
Aún reconociendo el derecho de ambos a tontear cuanto les pete , qué tal si bajan la persiana y en lugar de mandar a Carbonero a la arena, bajan J.?J. Santos o Paco González y a ella la relevan a lugar más discreto. Sobre todo para evitar la crucifixión de Casillas o males mayores. Con las pasiones del fútbol no se juega.