Los radiólogos consideran «nefasto» el trato que se dio a la momia de Tutankamon

Mercedes Gallego NUEVA YORK

TELEVISIÓN

30 nov 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

El domingo se cumplían 84 años de ese 26 de noviembre de 1922, en el que el arqueólogo Howard Carter descendió, entusiasmado, los 16 escalones que conducían a la tumba de Tutankamon. A la vez, miles de radiólogos de todo el mundo aterrizaban en Chicago para la cumbre anual de este gremio en Norteamérica, que se inauguró este lunes con un descubrimiento histórico. Uno de ellos, traía consigo los secretos del faraón que Carter no logró encontrar, el escáner de una herida en la pierna que le habría quitado la vida. Durante casi medio siglo, la muerte del joven rey convertido en gran faraón ha conquistado la imaginación colectiva con intrigas de palacio y conspiraciones mortales de las que se habría vengado desde el más allá. La ciencia había contribuido a ellas. Las radiografías realizadas a la momia en 1968 y 1978 descubrieron huesos rotos en el cráneo, lo que llevó a pensar que el faraón había muerto violentamente a los 18 años. Ashraf Selim, un radiólogo egipcio que ha tenido el privilegio de dirigir la investigación con las modernas tomografías y no regatea adjetivos para describir el «nefasto» estado en que se encuentra la momia, algo de lo que culpa al arqueólogo británico. «Una momia debería estar intacta, para eso se momificó, para preservar los restos del cadáver», explica indignado. «El cuerpo estaba cortado, la cabeza decapitada, las extremidades separadas, los huesos fracturados...» La máscara, arrancada Algunos creen que parte del daño pudo deberse a un descuido de los embalsamadores o a algún accidente ocurrido durante la tomas de las radiografías , pero para Selim, el verdadero villano es el arqueólogo británico que violó el cuerpo. «Creemos que la pieza rota de la primera vértebra de la columna vertebral del rey pudo haber sido fracturada y desmembrada cuando Carter, Derry, Hamdy y su equipo le arrancaron la máscara de oro, que estaba sujeta al cuerpo con pegamento adhesivo», dictaminó el médico. «Al usar instrumentos metálicos rompieron la fina y frágil pieza del cuerpo que descansa inmediatamente detrás de la base del cráneo donde emerge la espina dorsal». Selim también se fijó en el fémur, donde se nota el hueso roto antes del embalsamamiento. No se descarta una herida que se infectó o que provocó un coágulo y la consiguiente embolia. En cualquier caso fue mortal.