«Made in China», empacho de humor en la noche del viernes

Miguel Anxo Fernández REDACCIÓN

TELEVISIÓN

Crónica | Estreno en TVE Pese a la fama que precede a Óscar Perol y su equipo, el programa parece demasiado correcto, a pesar de que está recomendado para mayores de 18 años

05 nov 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

Lo de empacho va con doble sentido, porque Made in China quizá dura demasiado y la noche del viernes hierve en ofertas humorísticas. A saber: Cruz y Raya. show (La Primera), Homo zapping (Antena 3), Caiga quien caiga (Telecinco) y el diario Las noticias del guiñol (Canal +). Todos de entre una hora y diez minutos. Sumen a eso la oferta de la semana, Mire usté y Buenafuente en Antena 3, junto a Cámera café y Agitación + IVA en Telecinco. De propina, los espacios ofrecidos por las autonómicas. ¿Y qué? Pues que la risa es el maná catódico de este otoño, y a uno acaba pasándole como con el merengue, que de tanto acaba hartando. La hora y media de Óscar Perol y su equipo, el mismo de Vaya semanita en ETB, entra en el night time cuando ya la audiencia colgada del zapping se tiró dos horas carcajeando en la misma cadena o en otras, y eso hace que Made in China lo coja a uno con agujetas en el estómago o en el rostro. No se trata de restar méritos a la colección de sketches repartidos en varias secciones fijas (que anteayer tuvo su inevitable referencia a Leonor y a su abuelo, El Rey), como es natural unas mejor logradas que otras, como la de Nadal y Alonso, o la parodia del periodista Antonio Lobato a cuenta de este último. El número estrella fue una supuesta clonación de Franco a partir del ADN de un mosquito que previamente le picó y apareció conservado en resina, y, como invitada, la omnipresente Anne Igartiburu, que a este paso saldrá hasta en la sopa¿ Como humor vasco que se precie (el programa se graba en San Sebastián), los personajes hablan coloquialmente, tacos incluidos, y no olvidan lanzar andanadas políticas. Es estupendo que las grandes generalistas dirijan su mirada hacia el talento acogido en las televisiones periféricas, pero tanto se alabó a Vaya semanita que uno no puede dejar de sentir una cierta sensación a humor ya visto. Hasta parecen correctos en exceso, pese a colgarlos a hora tan cainita y al cartel de no recomendado a menores de 18 años.