Nélida Piñón defiende la enseñanza obligatoria del español en Brasil

Ángel Fabián OVIEDO

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La escritora también cree que se debería implantar el portugués en otros países americanos La autora ya se encuentra en Oviedo para recibir mañana el Príncipe de Asturias de las Letras

19 oct 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

La escritora brasileña, Nélida Piñón (Rio de Janeiro, 1937), defendió ayer en Oviedo la ley que establecerá la enseñanza obligatoria del idioma español en Brasil y se mostró convencida de que la literatura tiene un buen campo de cultivo en Iberoamérica, con sus fuertes desigualdades sociales, porque «el arte nace de la flor del mal». De origen gallego, se encuentra en la capital asturiana para recibir mañana el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2005. La autora de Voces del desierto dijo que «es interesante que en Brasil la enseñanza del español sea obligatoria porque facilitará entrar en un poderoso y rico universo lingüístico. El hecho de no hablar español ha aislado mucho a mi país del resto de Iberoamérica» y cree que también el portugués debe ser enseñado en el resto de naciones de esa área «para tener fácil acceso todos a esos dos suntuosos idiomas». Nélida Piñón reflexionó sobre su ya extensa obra literaria, en la que aprecia tanto una visión ética como un ejercicio de expresión estética, aunque «cada libro tiene una consecuencia y una manera de nacer». Para ella, «el lenguaje tiene una función poética, cargado de ambigüedad en ocasiones. El gran lenguaje poético trabaja con oposiciones y no es plano, sino que siempre está lleno de relieves». Cuando se le recuerda que su capacidad para el mestizaje literario de las culturas es uno de los méritos que se le atribuyeron para obtener el Príncipe de las Letras 2005, señala que ese fenómeno es consustancial a América, donde «los países son hijos de todas las grandes aventuras humanas, no hay limpieza de sangre ni cultural, todo se mezcla en un caos maravilloso», afirmó, y reconoció que ella misma es una persona «de doble cultura, algo que me ha enriquecido», después de haber pasado mucho tiempo en Galicia y en Brasil, «a caballo siempre entre América y Europa».