El cantante, compositor y escritor brasileño Chico Buarque aseguró ayer en Barcelona, durante la presentación en España de su tercera novela, Budapest (Salamandra), que decidió dedicarse a la literatura por su «incapacidad para seguir escribiendo canciones». El artista, creador de la bossa nova junto con Gilberto Gil, Caetano Veloso y Os Mutantes, explicó que el libro pretende ser «un homenaje a la lengua húngara» y que lo ha escrito por «razones afectivas». «Aprendí a escribir los nombres y apellidos de los jugadores de la selección de fútbol de Hungría que participaron en la Copa del Mundo de 1954, cuando tenía 10 años, y después me enamoré de una chica húngara a los 18 años», aseguró. El cantante, que ha publicado otras dos novelas, Estorbo y Benjamin , y recibió el premio Jabutí -el galardón literario más prestigioso de Brasil- por Budapest , calificó el húngaro de «lengua misteriosa». Reconoció que no conoce Budapest, pero señaló que «existe una conexión» entre la capital de Hungría y su ciudad natal, Rio de Janeiro, porque, aunque «histórica y lingüísticamente nadie se atrevería a imaginar que entre estas dos urbes opuestas por su cultura y su gente pueda haber alguna conexión, resulta que, a medida que el lector se introduce en la novela, se da cuenta que ambas poblaciones tienen muchos puntos en común». ?Búsqueda de la identidad La historia de Budapest gira en torno al escritor anónimo brasileño José Costa, que redacta discursos, artículos y novelas para autores de reconocido prestigio. Costa conoce muy bien el idioma portugués y lo sabe utilizar de forma magistral. Un día, este escritor fantasma, que vive en el anonimato total, excepto para su editor, su mujer y su hijo, de regreso de una convención internacional de autores anónimos, hace escala en Budapest. Es una ciudad extraña para él y el idioma le parece, en palabras de Buarque, «la lengua que se utiliza para hablar con el diablo».