«Los hombres siempre sienten fascinación por las mujeres fatales»

Gema Lendoiro MADRID

TELEVISIÓN

BENITO ORDÓÑEZ

Vicente Aranda presentó ayer en Madrid su versión de «Carmen», la historia de celos y pasiones incontrolables creada por el escritor francés Prosper Mérimée

01 oct 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

Durante un viaje por España, el azar convierte al escritor francés Prosper Mérimée en testigo de una historia apasionante. La naturaleza libre y enigmática de una mujer llamada Carmen (Paz Vega), su belleza meridional, su carácter arrebatado y pasional, hacen que el sargento José (Leonardo Sbaraglia) se convierta en víctima y protagonista de acontecimientos extraordinarios, de pasiones incontrolables, en una cadena de fatalismo, celos y sangre. Vicente Aranda recupera para el cine a esta mujer de vida fascinante, con la sensual Paz vega, que no muchos entendieron. -De nuevo la pasión y los celos y una mujer de fuerte carácter. Está camino de convertirse en una persona obsesionada por las grandes pasiones amorosas... -Yo tengo una galería de mujeres y voy añadiendo piezas, aunque he de decir que tras terminar el rodaje y con la película ya montada, me he quedado con la incógnita sin despejar: no sé a ciencia cierta quien es Carmen. En la novela de Mérimée, que es la Biblia para mí, Carmen es el foco de dos miradas cruzadas a la que se describe por sus hechos, igual que dicen las Sagradas Escrituras, «por sus hechos los conoceréis». Debo decir en mi favor que Mérimée ha soportado las mismas incógnitas acerca de esta mujer y que debió de haber muchas mujeres en la época como ella. -Lo suyo es describir a las mujeres con vidas marcadas por su sexualidad... -Me siento tan fascinado por Carmen como por el resto de las mujeres de mis anteriores películas. Con la novela, Carmen no se convirtió en un mito, fue la música de la ópera de Bizet la que lo consiguió. Las mujeres fatales han estado presentes en todas las épocas y culturas, incluso en las más alejadas de la nuestra como la japonesa, pero Mérimée, no se sabe si sabiéndolo o no, la actualizó. Las mujeres fatales en el cine negro norteamericano son una constante, aunque rubias, como Mae West o las rubias de Hitchcock y sin olvidar las del cine francés como Catherine Deneuve. -Dice que no ha llegado a saber quién es Carmen. ¿Alguna conclusión aparte, quizás sobre las mujeres? -Sí, que hay dos tipos de mujeres, la castradora y la violada. Claramente Carmen pertenece al primer grupo y Juana (la loca) al segundo. Pero todo esto es hablar por hablar, la vida es mucho más rica en matices, y no se puede hacer una división tan clara de las mujeres, en el día a día se dan miles de circunstancias. Hubo mujeres, como la citada Mae West, que en su vida privada se convirtió en un personaje más. Creo recordar que suya era la frase «lo que mamá tardó en hacer veinte años, yo le he destruido en veinte minutos». -¿De dónde viene esa fascinación de los hombres por las mujeres fatales? -Supongo que porque los hombre somos bastante tontos, pero, al margen de esta cuestión, creo que la fascinación viene porque ellas ofrecen libertad y la dan. Carmen ofrece su cuerpo, que eso indudablemente fascina a cualquier hombre. Vamos que, coloquialmente hablando, nunca tiene dolor de cabeza, pero es que ella además no ofrece la posibilidad de entregarse a ningún hombre para siempre, y eso puede desesperar a muchos. -Amor, celos y pasión ¿es posible que no vayan unidos? -Es que el amor es un conflicto, no se puede amar sin eso, es cuestión de tirarse a la piscina sin saber si está llena o no. -¿Paz Vega hizo casting o tuvo claro desde el principio que el papel era para ella? -Las dos cosas, yo sabía que ella era la perfecta para el papel, Paz es Carmen absolutamente. Aún así hice un casting y Paz pasó todas las pruebas, lo que me reafirmó en mi teoría de que ella era la perfecta. -¿Por qué hay escenas tan explícitas, incluso la de su asesinato, con tanta sangre? ¿Lo consideró necesario? -Hubo escenas que rodé sin saber cómo sería el montaje final, pero la montadora manda mucho y ella me dio otra visión de las escenas y al final se optó por una escena explícita.