Venecia consagra al debutante director ruso Zvyagintsev

Jesús García Becerril VENECIA

TELEVISIÓN

«El regreso», que es la ópera prima de su autor, se alzó anoche con el León de Oro El japonés Takeshi Kitano logró el galardón al mejor cineasta por su filme «Zaitochi»

06 sep 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

El Festival de Venecia dio ayer a conocer a un nuevo talento, el ruso Andrey Zvyagintsev, cuya película, El regreso ( Vozvraschenie ), se alzó con el León de Oro de la Mostra. Como en pocas ocasiones, el Festival de Venecia estableció un palmarés que puede calificarse de justo, ya que todos los premios están bien atribuidos y apenas pueden ser objeto de discusión. Nacido en 1964, Zvyagintsev fue actor teatral antes de ponerse, en el año 2000, detrás de la cámara para rodar tres capítulos de una serie de suspense en la televisión rusa, pero El regreso es su debut en el largometraje, lo que también le ha valido el galardón de Venecia a la mejor ópera prima. El jurado presidido por el realizador Mario Monicelli acertó al considerar ésta como la mejor cinta del festival, porque es una obra de una factura impecable, en la que el guión, la fotografía y la interpretación son de altísimo nivel. La cinta cuenta la conmoción que causa en dos niños la llegada inesperada de su padre, al que no recordaban, ya que no tenían noticias de él desde que les abandonó, diez años atrás. El padre es una figura misteriosa, estricto y huraño, cuyo oficio se ignora y en la película se juega con esa incertidumbre sobre su pasado, hasta el punto de aportar algunas pistas falsas. Pesadilla dramática El eje de la historia está en los hijos y en su diferente percepción de la figura paterna, más dúctil y acogedor el mayor y decididamente hostil el pequeño. El viaje de los tres hacia una isla desierta con el propósito de pescar degenera en una pesadilla que termina de modo dramático, todo ello narrado con un perfecto dominio del tiempo, lo que otorga una gran intensidad a la película. Otro drama humano está vinculado a esta extraordinaria película, ya que uno de los actores, Vladimir Garin, de quince años, murió hace dos meses trágicamente. El director recibió el premio de manos de los hermanos Taviani y se emocionó al recordar al joven Garin, a quien dedicó el triunfo. La influencia de Dostoievski y el modo de dirigir de Antonioni, Bresson y Tarkovsky están en la base de las ideas cinematográficas de Zvyagintsev. Venecia reconoció también a Las cometas , de la libanesa Randa Chahal Sabbag, una tierna y simpática historia, muy bien narrada, sobre la vida en la frontera libanesa-israelí en los años 60, que le valió el Gran Premio del Jurado. El cineasta japonés Takeshi Kitano, que cuenta con una legión de aficionados en Venecia, logró el galardón al mejor director con Zaitochi, estupenda revisión de las clásicas cintas de samurais, en el habitual tono desmitificador de Kitano, que conjuga aventuras y humor con un ritmo que no olvida las referencias del cine japonés. Los galardones a los mejores intérpretes no dejan lugar al debate. La magnífica actuación de Sean Penn en 21 gramos , del mexicano Alejandro González Iñárritu, había convencido a todos. La alemana Katjia Reimann, en Rosenstrasse , también tiene una actuación de premio.