La mitología regresa al Coliseo. Iron Maiden, que es al rock heavy lo que Homero a la literatura, actuará mañana a dos kilómetros de la Torre de Hércules. Once mil camisetas negras danzarán al ritmo de unas gitarras que comienzan en A Coruña su gira mundial Give Me Ed¿'Til I'm Dead. Hace una semana que las entradas son sólo un recuerdo en las taquillas del Coliseo, y sus responsables siguen sufriendo una verdadera avalancha de llamadas rogando por un lugar a pocos metros de Bruce Dickinson. Ramón Barros, gerente del IMCE, explicó ayer que doscientos técnicos -entre personal del Coliseo y del propio grupo- participará mañana en el montaje del escenario. La operación comenzará hacia las siete de la mañana, y no terminará hasta que se abran las puertas a los once mil fans. Toallas Todo está preparado para cuando ese mismo día, hacia las cuatro de la tarde, aterrice en Alvedro el avión privado de Iron Maiden. Lo primero, lo necesario para que el grupo sude la toalla en el Coliseo: los rockeros han pedido un total 150 para su estancia en la ciudad. Las estrellas dormirán en A Coruña, aunque queda por saber en qué hotel. Al día siguiente, partirán hacia Gijón, segunda etapa de su gira mundial, que precederá a su desembarco en Budapest. Luego llegarán Alemania, Italia, Francia, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Noruega, Estados Unidos, Canadá... La masiva afluencia de público y la gran cantidad de gente que se ha quedado sin entrada han llevado a los responsables del Coliseo a establecer controles rigurosos en los accesos, para evitar falsificaciones o duplicidades de entradas.