Hollywood vive la ceremonia número 75 de los Oscar con inusual desinterés

Beatriz Pallas redacción

TELEVISIÓN

La guerra y la supremacía de Miramax merman la emoción de la industria del cine La gala se mantuvo durante la Segunda Guerra Mundial y Vietnam y también lo hará ahora

14 mar 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

El espectáculo continúa en Hollywood para apagar los tambores de guerra. Pero los prolegómenos de los Oscar no son una prioridad informativa en Estados Unidos, lo que, en las últimas semanas, ha llevado a los medios norteamericanos a hablar del clima general de desinterés que está precediendo a una ceremonia que generalmente desata un ir y venir de rumores y acontecimientos relacionados con el mundo del cine. Algo más significativo aún si se tiene en cuenta que la edición de este año es la número 75, un aniversario que, en otras circunstancias, se habría celebrado por todo lo alto. Las causas que se apuntan para explicar este ambiente son dos. Por un lado, la obviedad de un inminente conflicto bélico que, si todo se desarrolla como parece, podría estallar antes de la ceremonia del próximo día 23. Nadie en Hollywood quiere hablar por ahora de si existe algún tipo de proyecto alternativo en el caso de que la gala del cine se superponga a una guerra internacional de esta magnitud. De todos modos, no es de esperar que esto haga posponer ni cancelar la gala, que no se detuvo tampoco en la guerra de Vietnam ni durante la Segunda Guerra Mundial. Y es la que ceremonia de los Oscar es habitualmente el programa de televisión más visto después de la Super-Bowl, con una audiencia potencial de un billón de personas en todo el mundo y que genera a la Academia y a la cadena que lo retransmite en EE.UU., la ABC, unos beneficios de alrededor de 60 millones de dólares repartidos al cincuenta por ciento. Según los medios americanos, la televisión ya está barajando distintas alternativas para la retransmisión de los premios, ya que una guerra como la que parece a punto de comenzar requeriría un gran despliegue informativo, con programas especiales y conexiones en directo que eclipsarían la ceremonia. El actor Daniel Day-Lewis reconocía esta misma semana, en el almuerzo previo que la Academia de Hollywood ofrece siempre a los candidatos, que la guerra afectará a los Oscar, aunque aún no se sabe de qué forma. «Sería obsceno pasar por la alfombra roja mientras los soldados caen en combate», aseguró. Un vencedor previo Pero aunque la guerra es la causa más más importante, no es la única que explica el clima de desánimo en la industria de Hollywood. También está lo que algunos periódicos han calificado como el «factor Miramax»: la sensación de que la ceremonia cuenta ya con un ganador preestablecido, que es esta productora. Y es que Chicago, Bandas de Nueva York y Las horas, tres de las cinco candidatas a mejor película, son suyas, y entre todas acumulan un total de 40 nominaciones. Seguro que una de las frases más repetidas de la noche será «gracias, Harvey», en referencia a Harvey Weinstein, máximo responsable de Miramax y un hombre que es conocido por pelear fuerte por el triunfo en los Oscar. Al parecer, él quiere a sus tres hijas por igual, aunque algunos comentan que a la película de Scorsese la quiere un poco más.