La Academia de Cine respalda a su presidenta en relación con los Goya

La Voz CH.L.M. | MADRID

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La institución recuerda que otros años protestó contra el terrorismo o los secuestros de ETA Campoy, que pidió la dimisión de Paredes, dijo que «es el momento de cerrar heridas».

04 feb 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España respalda a su presidenta, Marisa Paredes, y reitera que asume «la responsabilidad absoluta» de la ceremonia de los Premios Goya del pasado sábado, en la que hubo protestas contra la guerra en Irak. La junta directiva de esta institución se reunió ayer para valorar la avalancha de acontecimientos y declaraciones que se han producido a raíz de la decimoséptima entrega de los galardones que promueve. Y el consenso fue unánime porque, tanto la presidenta, Marisa Paredes, como los vicepresidentes Antonio Chavarrías y Joaquín Oristrell «están, como siempre, a disposición de la Academia y sólo de ella». Con gesto triste y cansado, Paredes se limitó a leer un comunicado. La actriz no quería hablar sobre la petición de dimisión por parte del presidente de la Federación de Asociación de Productores Audiovisuales Españoles, Eduardo Campoy, aunque confesó que la solicitud le había causado «sorpresa». La directiva mantuvo una reunión con varios miembros de la junta, entre los que se encontraban Imanol Arias; los ex presidentes Aitana Sánchez Gijón y José Luis Borau; Fernando Trueba, Montxo Armendáriz y Agustín Almodóvar. En una nota recordaron que fue decisión de la institución encargar la gala al grupo Animalario. «Jamás se planteó, ni por parte del grupo ni por parte de la academia, que la gala se convirtiera en un acto contra la guerra. En las líneas del guión trazado había, eso sí, ironía, reivindicaciones estrictamente profesionales y alguna referencia a la actualidad, perfectamente tolerable dentro de una sociedad democrática, como es por fortuna la nuestra», resalta el escrito, que destaca que en ningún caso la academia «impedirá que sus miembros, como ciudadanos, se expresen libremente, porque la esencia de nuestro trabajo es la libertad misma». Paredes insistió en que la gala no se diseñó «ni este año ni nunca para que sirviera de foro político, pero quisiéramos recordar que en ediciones anteriores, cuando la entrega de premios coincidió con un atentado terrorista, el presidente de la Academia mostró a todo el país las palmas de sus manos pintadas de blanco -fue Borau por el asesinato de Tomás y Valiente-. Y anteriormente también se pidió la libertad de dos secuestrados -Imanol Arias lo hizo por Cosme Delclaux y Ortega Lara-». «Esos también fueron actos libres, alegatos contra la violencia», apostilló. No obstante, la Academia acepta las críticas que ha generado la gala, «pero no puede tolerar que se aproveche lo ocurrido para cuestionar al cine español, la calidad de sus producciones y la profesionalidad de sus artistas». Eduardo Campoy, presidente de la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales, quien el lunes pidió la dimisión de Marisa Paredes, dijo ayer, tras conocer el comunicado de la institución, que «es el momento de cerrar heridas».