Nikolaus Harnoncourt dirige a la Orquesta Filarmónica de Viena La cita musical mira hacia San Petersburgo, ciudad que cumple su 300 aniversario
29 dic 2002 . Actualizado a las 06:00 h.El Concierto del Año Nuevo de 2003, dirigido por Nikolaus Harnoncourt en plena ampliación de la Unión Europea, mira hacia los países del Este europeo y hacia la ciudad tal vez más europea de Rusia, San Petersburgo, que celebra el 300 aniversario de su fundación. Siete obras jamás interpretadas en estos conciertos pretenden aportar algo nuevo, aunque Harnoncourt destaca que, para él, sólo hay «primeras veces», y espera de la Orquesta Filarmónica de Viena que incluso en el Vals del Danubio Azul, interpretado con tanta frecuencia, muestre el entusiasmo de un estreno. Los Bailes Húngaros números 5 y 6 de Johannes Brahms, por primera vez en el programa, se basan en el folclore auténtico húngaro y no son meras invenciones inspiradas en el ambiente popular de ese país, como sucede en el caso de los Bailes Eslavos de Antonin Dvorak, explicó el experto vienés Franz Mailer, en cuyas propuestas para el programa se orientan los filarmónicos. El Ballet Kirov, bajo el coreógrafo más conocido de Rusia, Boris Eifman, interpretará con los bailarines del Teatro Mariinski de San Petersburgo el Vals de las Canciones de la Coronación de Johann Strauss para rendir homenaje a la ciudad rusa fundada en 1703 por el Zar Pedro el Grande. El Teatro Mariinski, fundado ya en la primera mitad del siglo 18, tiene fama de ser uno de los mejores de Europa en materia de ballet, allí se estrenaron obras como el Lago de Cisnes o el Cascanueces de Tchaikovsky y crecieron mitos del ballet como Vaslav Nijinsky y Rudolf Nureyev. El filme que acompaña este vals creado por Strauss con motivo de la coronación del Zar Alexander II y la nueva Zarina María Alexandrovna cuenta una pequeña historia sobre el compositor y su amor ruso, Olga, que parece corresponder a hechos históricos. Premio Amadeus Johann Strauss hijo pasó once temporadas en Rusia, donde dirigió conciertos durante cinco o seis meses y compuso entre 50 y 60 obras, a las que a veces dio otros nombres cuando los presentó en Viena. El director Harnoncourt, que dirigió por primera vez el Concierto del Año Nuevo en 2001, obtuvo el Premio Amadeus de Música por esa interpretación y las grabaciones llegaron a ser un éxito de ventas superando todos los récords. El acontecimiento musical transmitido por 40 estaciones de televisión a 65 países, en la escenificación del doble portador de Premios Emmy de televisión Brian Large, pretende ser, según los filarmónicos, un saludo del Año Nuevo al mundo entero. Para el director de la Orquesta Filarmónica, Clemens Hellsberg, el vals puede tender puentes, porque en su mezcla única de optimismo y melancolía es comprendido por todos en el Año Nuevo.