«El sexo y las drogas son dos formas de aprender a morir»

Gema Lendoiro MADRID

TELEVISIÓN

Una de las normas de conducta que propone Dragó en su libro dice: «No hables con periodistas y si lo haces miente para que sólo falsifiquen tu mentira, no tu verdad»

31 oct 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

Él se define como escritor y viajero, pero también es periodista (aunque le pese) y un filósofo (aunque le pese a los demás). El sendero de la mano izquierda (Martínez Roca), es un compendio de su vida (que no su biografía), con cerca de 200 mandamientos sobre lo que piensa acerca de la existencia. Y no deja nada en el tintero: amor, religión, sexo, drogas y política. Él es Fernando Sánchez Dragó, persona inquietante que transmite una idea de sí mismo que no corresponde con su realidad. Hombre sonriente, probablemente todo lo que cuenta en esta entrevista sea mentira porque uno de sus mandamientos es : «No hables con periodistas y si lo haces, miente para que sólo falsifiquen tu mentira, no tu verdad». Verdad o mentira, lo que aquí se transcribe son sus propias palabras. -¿Su edad es la adecuada para escribir un compendio de cómo hay que vivir? -Tengo una edad que si viviéramos en el siglo XIX, probablemente ya estaría muerto, así que yo creo que sí, a partir de los sesenta uno ha alcanzado ya una cierta sabiduría. Al fin y al cabo lo que yo he hecho es lo mismo que hacían los filósofos estoicos y epicúreos a lo largo de toda su vida. No pretendo estar en posesión de la verdad, de la sabiduría con mayúsculas, aunque sí poseo mi sabiduría. Desde pequeño he intentado saber quién soy, y si con sesenta años no lo he logrado, apaga y vámonos. - Usted si lo sabrá, pero mucha gente se muere sin saber quien es... -El 99%, pero es que es gente que nunca ha intentado saber quien es, que no ha utilizado la vida para lo único que sirve, que es para construir el alma. - Usted dice no tener miedo a la muerte, pero creo que no hay nadie en este mundo que no le tenga miedo, ni siquiera usted... -No confundas miedo con respeto. Yo sí le tengo respeto, pero no miedo. Los que le tienen miedo es porque no les han enseñado a morir. Llevo mucho tiempo experimentando con la muerte, y te preguntarás cómo. Pues verás, en el rato que llevamos hablando millones de células nuestras han muerto, pero ambos seguimos teniendo el sentimiento de quienes somos, eso es la persona. Por ejemplo, cuando follamos, si lo hacemos bien (porque en Occidente no sabemos ni follar, ni respirar, ni cagar, ni beber, ni comer) al llegar al orgasmo, si en ese momento te colocan electrodos, tienes encefalograma plano, estás prácticamente en coma, especialmente si practicas el sexo tántrico que dura horas. Esa es una manera estupenda de sentir la muerte, y por eso a mí el sexo siempre me ha interesado tanto a lo largo de la vida.