El descenso de ventas obliga a EMI a suprimir su principal sello discográfico

J. FRAGA A CORUÑA

TELEVISIÓN

ANNE-CHRISTINE POUJOULAT / ERIC GAILLARD

Los malos resultados económicos de la multinacional han llevado a la corporación a una política de recorte de gastos El descenso de ventas en la industria musical está empezando a hacerse notar. El gigante discográfico EMI, que aglutina a un importante número de empresas del sector, se ha visto obligado a prescindir de su etiqueta más importante, la propia que daba nombre al grupo, y centrar sus esfuerzos en los subsellos Virgin y Capitol. Esta política de recorte de gastos significa que artistas como Robbie Williams cambian de sello pero permanecen dentro del mismo grupo. Las pérdidas económicas e indemnizaciones millonarias como la ruptura del contrato de Mariah Carey hacen que la palabra crisis empiece a tomar cuerpo para EMI.

08 feb 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

En el primer semestre del 2001, EMI había perdido más de 3 millones de euros. El significado de la cifra se agrava si se tiene en cuenta que en el mismo período del año anterior los beneficios eran de 95 millones de euros. En su momento, la compañía lo achacó a condiciones de mercado «difíciles e impredecibles». La indemnización millonaria que el grupo tuvo que pagar a la cantante Mariah Carey por rescindirle el contrato agudizó la situación, que se acaba de concretar en la desaparición del sello EMI, precisamente el que le da nombre al gigante discográfico. Propietaria de un conglomerado de subsellos como Blue Note, Parlophone, Food, Virgin o Capitol, EMI ha decidido que en tiempos de crisis lo mejor es centrar sus esfuerzos en los dos últimos. Reestructuración Además de la reestructuración de personal y directivos, la decisión supone que artistas como Robbie Williams o la ex-Spice Girl Geri Halliwell tendrán que reubicarse en otros sellos hermanos de la empresa. Al impacto económico de la medida se suma el psicológico: el gigante discográfico decide cerrar el sello que le da nombre. A partir de ahora, EMI se utilizará sólo para referirse a la corporación. Antes de optar por eliminar sus propias empresas, EMI buscó otras alternativas. En el año 2000 trató de fusionarse como BMG, la división musical del grupo Bertelsmann, pero la Unión Europea no autorizó la operación. Por tanto, EMI espera que su estrategia de reducción de costes, combinada con el éxito de alguno de sus artistas, le devuelva unas cifras por encima de la línea roja del balance. No es sólo un problema de EMI: el resto de la industria está preocupada por el descenso de ventas, que achacan a la piratería de discos compactos y la distribución por Internet.