Dalí vivió atormentado por ocultar su homosexualidad, según un libro

AGENCIAS BARCELONA

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Clifford Thurlow escarba en la vida del pintor a raíz de unas conversaciones con el amigo íntimo del artista «Dalí era homosexual y, como siempre lo ocultó, vivió durante toda su vida una especie de tormento que le llevó a pensar más de la cuenta en el sexo». Esta es la idea que se recoge en el libro del periodista británico Clifford Thurlow, «Sexo, surrealismo, Dalí y yo», resultado de unas conversaciones con Carlos Lozano, amigo íntimo del artista hasta que falleció en 1969. Su entorno, un círculo cerrado rebosante de lujo y de fiestas desenfrenadas, en la que destacaba la capacidad del pintor para convertir todo en oro.

13 mar 2001 . Actualizado a las 06:00 h.

Clifford Thurlow describe por primera vez la vida privada de Salvador Dalí a partir del testimonio Carlos Lozano. El resultado de horas de conversación entre el periodista y el amigo del pintor, que murió en el 2000 poco después de revisar estas memorias, ha quedado plasmado en Sexo, surrealismo, Dalí y yo, publicado este mes en España después de que se editara anteriormente en inglés. Thurlow indica que «el libro comenzó a gestarse en 1995 cuando Carlos Lozano, actor, bailarín, pintor y galerista al que conocía desde hacía diez años, vino a Londres con motivo de una exposición de Dalí y por primera vez me habló de sus experiencias». Previamente, el periodista inglés leyó todos los libros escritos sobre Dalí y pudo comprobar después que «Carlos Lozano tenía una historia diferente». Desde lo más profundo del impenetrable círculo cerrado del pintor ampurdanés, Lozano, un indio colombiano, cuenta las frases extraordinarias del pintor, las fiestas más locas e increíbles, el lujo desenfrenado en que se desenvolvía y la capacidad de Dalí en convertir todo en oro. En opinión del autor, «Dalí era totalmente homosexual, algo que compartía el propio Lozano y, como la ocultó, vivió una especie de tormento que le llevó a pensar más de la cuenta en el sexo». Reflejo Esa obsesión, precisa Thurlow, no sólo se refleja en su vida, sino también en su obra, «impregnada de sexo» y además «al no practicar, Dalí se convirtió en un voyeur». El autor comenta que «lo que más gustaba a Dalí era observar el acto sexual practicado por una pareja joven que había llegado a su casa de Portlligat, una escena que comparaba con la estocada de una corrida, y se excitaba más si los amantes no se conocían previamente».