Con quince minutos de aplausos acogió el público del Teatro Real el sábado el nuevo montaje de Parsifal, de Wagner, que después de ochenta años regresaba al coliseo madrileño con un reparto de lujo encabezado por Plácido Domingo, en una coproducción con el Convent Garden de Londres. El tenor madrileño y el bajo Matti Salminen, que compartieron escenario con el barítono Franz Grundheber y la mezzosoprano Agnes Baltsa, recibieron las mayores ovaciones en una velada en la que el público del Teatro Real, generalmente reservado hacia los artistas que ocupan el escenario, se puso en pie durante casi un cuarto de hora y lanzó flores a los cantantes. Una sobria escenografía minimalista de Gilles Aillaud ambientó este montaje de la que fuera última obra de Richard Wagner, que contó con la dirección artística de Klaus Michael Grüber y la musical del maestro García Navarro, que dirigió a la Orquesta Sinfónica de Madrid en esta ópera de más de cinco horas de duración.