José Ángel Valente fue recordado ayer por poetas y escritores

EFE MADRID

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Poeta de las sombras, buscador incansable de la palabra, José Angel Valente fue recordado ayer, dos meses después de su muerte, por escritores y expertos en su obra que quisieron rendir un último homenaje a quien, como diría la peruana Blanca Varela, ha abierto «tan grandes horizontes para la poesía».

25 sep 2000 . Actualizado a las 07:00 h.

El acto, organizado por el Círculo de Lectores, contó con la presencia de Coral Valente, viuda del autor de El fulgor, y con las intervenciones de poetas llegados desde el otro lado del Atlántico, como la propia Varela o el uruguayo Eduardo Milán; de Andrés Sánchez Robayna, Carmen Blanco, Antonio Gamoneda, Fernando Lázaro Carreter, Claudio Rodríguez Fer, José Guirao y José Luis Pardo. Emoción y dolor La emoción, y el dolor en algunos casos, impregnó las intervenciones de todos ellos, amigos del poeta orensano y grandes conocedores de los diferentes aspectos de su obra. Algunos de ellos, como Varela, Sánchez Robayna y Milán, trabajaban junto con el poeta en la preparación de Insulas extrañas, esa gran antología que reunirá a los mejores poetas en lengua española de la segunda mitad de siglo, cuando el cáncer acabó con la vida de Valente. Ayer, Milán decía que Valente era consciente de que uno de los grandes problemas del hombre actual es que carece de lugar. Como «latinoamericano, habitante de un lugar que lucha contra su propia historia, me siento tocado por un poeta que se lo ha jugado todo en la búsqueda de un lugar habitable para todos, el lugar de la palabra». Valente fue «el poeta de las sombras, que hoy se nos aparece como poeta de la luz, poeta del fulgor», afirmaba un Milán emocionado, mientras que Blanca Varela apenas encontraba palabras para referirse al autor de Breve son, Material memoria o No amanece el cantor, y antes de leer un poema del fallecido, se limitaba a decir que Valente es un poeta «del que toda la lengua debe enorgullecerse. Nos ha abierto grandes horizontes para la poesía». Sánchez Robayna, catedrático de Literatura Española de la Universidad de La Laguna, pensaba haber destacado la enorme trascendencia de Valente como traductor, ensayista y crítico.