La muerte del actor John Gielgud priva al teatro del que fue su mejor «Hamlet»

M.ALLENDE Corresponsal LONDRES.

TELEVISIÓN

El intéprete británico murió a los 96 años tras una fructífera vida dedicada a los escenarios Nadie como él supo desentrañar y personificar el mundo «shakespeariano». Nadie como él interpretó sus obras con tanta fuerza y convicción. Ningún «Hamlet» le ha superado, ningún «Macbeth». Sir John Gielgud murió a los 96 años de edad como uno de los mejores actores clásicos que ha dado el Reino Unido, en la misma liga que Laurence Olivier, Ralph Richardson y Peggy Ashcroft, que formaron la generación de oro del teatro británico. El actor se mantuvo sobre el escenario hasta el final de su vida.

22 may 2000 . Actualizado a las 07:00 h.

Desde que, a los 17 años, se subió a los escenarios por primera vez, las obras de teatro en las que participó sir John Gielgud son innumerables, en una vida profesional fructífera y densa en la que también tuvo cabida el cine y la televisión. Gielgud trabajó en más de cincuenta largometrajes, entre ellos Julio César y Arthur.Sin embargo, este londinense siempre será recordado por su vinculación con Shakespeare. La interpretación que realizó, hace más de 50 años, de Hamlet aún es considerada como la mejor que se ha realizado hasta el momento. Nadie ha sabido profundizar como él en la personalidad del personaje.Sir Gielgud era amable, agradable, algo dandy pero en absoluto un snob, dotado de un excelente sentido del humor y un espíritu contrario a lo convencional. RebeldíaSería esta rebeldía la que evitó que siguiera la carrera de arquitectura, como tenían previsto sus padres. Llegó a un acuerdo con ellos: si a los 25 años no había logrado hacerse un hueco en los escenarios británicos, estudiaría arquitectura. Con 17 años debutó en el Old Vic y, al cumplir, la edad pactada ya interpretaba a Macbeth y a Ricardo III entre otros personajes de Shakespeare. Había logrado su objetivo.En «las visitas a otros planetas», como calificaba sus incursiones en la televisión y el cine, obtuvo un enorme éxito con un pequeño papel en la película Calígula, así como su interpretación en la serie de televisión Regreso a Brideshead.Ni siquiera para la industria cinematográfica pasaron desapercibidas sus enormes dotes interpretativas. Así, en 1982, logró, ya octagenario, un Oscar por su papel de mayordomo en Arthur.Además de actuar, tocaba el piano con la misma con brillantez y escribió varios libros, entre ellos una autobiografía titulada Early Stages. En 1996, apareció en Hamlet, de Kenneth Branagh, y en Looking for Richard, de Al Pacino.Quizás el mayor honor que recibió en vida fue con motivo de su noventa cumpleaños, cuando el Theatre Globe, situado en el West End de Londres, fue rebautizado como Teatro Gielgud.Una voz musicalSu voz poseía una enorme musicalidad, «entre un chelo y un instrumento de viento» como indicaron los críticos norteamericanos, y el año pasado, con 95 años y con motivo de su interpretación en una obra de Londres, los críticos hablaron de «una figura frágil pero tremenda». Desde los 17 años, sir Gielgud no pasó más de cutaro semanas seguidas sin trabajar, sin interpretar. Tal era su pasión por los escenarios.El actor y director de cine Lord Attenborough, que dirigió a sir John en Ghandi en 1982, indicaba ayer que, «sin duda, estamos ante el mejor actor de teatro que ha habido nunca», y añadía: «Tuvo el poder de reinventarse, algo que no todos los actores británicos de teatro han sabido hacer, entender la diferencia entre teatro y cine».El director Michael Winner, que trabajó con él en dos filmes, dijo que «los actores deberían fijarse en lo que fue John, un ejemplo de cómo se debe actuar y cómo se debe de comportar en la vida privada».