¿Tiene sentido por tanto la modificación que supuestamente ha solicitado la AEC? Probablemente no. Primero porque, según De la Torre, lo que plantean es que la empresa pueda extender la jornada de forma unilateral. Segundo porque, aunque se exigiera el acuerdo con los trabajadores, la relación entre los mismos y la empresa no es simétrica, así que, no podríamos garantizar que ninguno se viera obligado a aceptar «voluntariamente» dichas jornadas extendidas.
Al permanecer fuera de cualquier regulación, este tipo de jornadas solo son posibles si existe un pacto tácito entre la empresa —que legalmente no puede exigirlas ni reconocerlas— y el empleado, que tampoco puede solicitarlas.
Mantener ese acuerdo alegal puede ser relativamente sencillo cuando trabajas para un proyecto interno o de alcance cerrado, el problema es que la gran mayoría de proyectos de consultoría se ejecutan con contratos T&M, o time and materials, en los que no se factura un determinado entregable sino el tiempo dispuesto por los empleados de la consultora al cliente. Eso implica que dichos empleados tienen que «imputar» o justificar el número de horas trabajado en un determinado proyecto, lo que en la práctica supone un registro horario paralelo que hace que cualquier pacto no regulado salte por los aires y deja en un limbo legal este tipo de prácticas.
No creo que exista ninguna bala de plata legislativa que permita conjugar la flexibilidad horaria que se disfruta en la industria informática y la protección a los trabajadores de otros sectores, pero en caso de conflicto, tengo claro cuál debería prevalecer. En vez de redactar un convenio que permita obligar a los empleados a trabajar hasta 12 horas al día, incluyendo las tardes de las sábados, a lo mejor lo que deberíamos cambiar es el modelo de negocio que exija dicho escenario. A lo mejor los socios de la AEC deberían intentar negociar antes con sus clientes que con los sindicatos.
Esta bonilista contó con el apoyo de Altenwald
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