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El lado oscuro de tu web

David Bonilla

OCIO@

Hugo Tobio

Muchos programadores no saben que su web tiene una cara oculta que solo sale a luz cuando alguien la visita con el «dark mode» activado

26 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El dark mode, también llamado Dark Theme o modo nocturno, es un esquema de color que se caracteriza por utilizar tonos claros sobre un fondo oscuro, al contrario del esquema más habitual en la actualidad -que usa texto y componentes oscuros sobre fondo blanco- y que fue introducido por los procesadores de texto para simular el efecto de la tinta sobre el papel.

 El dark mode está de moda entre los programadores. Da un toque más «auténtico», más de informática de oldskool, de cuando los ordenadores solo contaban con monitores de tubo de fósforo oscuro, que mostraba un verde o blanco brillante cuando era golpeado por un haz de electrones.

 Por supuesto, los técnicos no vamos a reconocer que configuramos nuestras herramientas de trabajo para sentirnos hackers de nivel 32 o -también- para diferenciarnos de Martínez de Contabilidad y de su pantalla inundada de blanco Excel, así que, hemos buscado un puñado de buenas razones para justificar el uso del dark mode.

 Primero, porque ahorra un montón de batería en los dispositivos móviles. También solemos afirmar que alivia la fatiga visual porque mejora el contraste y somete a nuestros ojos a menos brillo. Además, emite menos luz azul -que, según un estudio de Harvard, inhibe la segregación de melatonina- lo que nos ayuda a conciliar mejor el sueño.

 Pero, si todo esto es verdad ¿por qué el dark mode no es el esquema de color por defecto de todas las aplicaciones informáticas? Quizás porque Martínez de Contabilidad es un poco idiota, pero la realidad -como siempre- es un poquito más compleja. 

Para empezar porque, aunque es cierto que ahorra energía, pero solo en pantallas OLED. Esto se debe a la forma en la que funcionan este tipo de dispositivos. Al contrario que en las pantallas LED -donde cada subpixel bloquea o deja pasar la luz de un panel trasero que siempre está encendido- en las pantallas OLED cada subpixel genera su propia luz y solo consume energía cuando está encendido. Si el pixel tiene que mostrar el color blanco, todos los subpixeles estarán encendidos. Por el contrario, para representar el negro se apagarán.

El problema es que aún hay muy pocos dispositivos con pantallas OLED. Por ejemplo, dentro de la gama Apple, no cuentan con ellos ningún iPad o Macbook. Y de los iPhone, solo los de la serie 12 y el 11 Pro.

Para continuar, eso de que reduce la fatiga visual es muy, muy discutible. En realidad, el texto negro sobre fondo blanco ofrece mejor legibilidad y, por tanto, mejor comprensión y retención. Un estudio de 1980 determinó que se alcanza hasta un 26% más de precisión que con dark mode.

¿Por qué? Porque -en menor o mayor grado, aunque no lo sepamos-aproximadamente el 50 % de la población sufrimos astigmatismo, una alteración en la curvatura anterior de la córnea que dificulta el enfoque claro de los objetos. El color blanco refleja todas las longitudes de onda del espectro visible y el iris no necesita ensancharse para absorber más luz, pero con el dark mode este debe abrirse, ampliando el efecto de «lente deformada» que nos hace ver todo más borroso.

Respecto al efecto de la luz en nuestro sueño, tan cierto es que puede dificultar nuestro descanso como que la luz azul puede ayudarnos a concentrarnos y mantenernos despiertos durante el día -según un estudio desarrollado durante más de una década por la NASA-, así que, el uso del dark mode solo estaría justificado durante las horas que preceden al sueño, cuando se supone que no deberíamos estar trabajando sino descansando.

Por todo esto, el uso del dark mode no es ni bueno ni malo. Podemos usarlo por el mero hecho de que nos guste -faltaría más- sin tener que racionalizar nuestra elección. Puede tener sentido para mejorar el contraste en actividades donde se use el resaltado de sintaxis -como al programar- pero si vas a leer un texto largo en pantalla es probable que lo hagas de forma mucho más confortable usando un esquema de colores tradicional. Puede tener sentido emplearlo en las horas previas a irnos a la cama, pero también causar somnolencia y dificultarnos la concentración si lo activamos a plena luz del día. 

Más allá de todo esto, deberíamos tener en cuenta que el empleo del dark mode altera de forma impredecible el diseño original con el que fueron concebidas webs y aplicaciones. La mayoría de navegadores modernos implementan la media query «prefers-color-scheme» para que podamos detectar el uso de dark mode y crear un estilo específico para él mismo. Implementar ese estilo alternativo incrementará nuestros costes de desarrollo y hasta puede obligarnos a modificar tu software. Por ejemplo, si tenemos alguna funcionalidad que permita a nuestros usuarios subir imágenes con las que adaptar su interfaz de trabajo -como el logo de su empresa- deberíamos exigirles que suban una versión específica para dark mode o enfrentarnos a las consecuencias.

Pero lo peor es que nunca tendremos la certeza de que el Sistema Operativo o la aplicación de turno respetará nuestro estilo para dark mode o si sobrescribirá alguna de sus características. Cuando lanzamos la nueva plantilla HTML de la Bonilista, la mayoría de feedback que reportaba fallos estaba relacionado con el dark mode. Por ejemplo, descubrimos que un cliente llamado Blue Mail se cepilla el color de los fondos cuando detecta dark mode. Cuando por fin habíamos conseguido extender el uso de estándares en el desarrollo web, nosotros mismos nos pegamos un tiro en el pie. Parece que no hemos aprendido nada.

 En cualquier caso, la conveniencia de desarrollar nuestras webs teniendo en cuenta el dark mode no es un debate extendido y generalizado en la industria como -por ejemplo- el diseño mobile-first, que tiene en cuenta a los usuarios que la visitarán desde un dispositivo móvil desde la concepción del software en vez de adaptarla posteriormente, con menor o mayor pericia.

El mobile-first ha sido impulsado por el hecho de que más de un 60 % del tráfico que reciben nuestras webs hoy en día provenga de dispositivos móviles, pero -sobre todo- porque recoger y validar esa estadística es relativamente sencillo. No ocurre lo mismo con el dark mode, pero los escasos datos publicados al respecto apuntan a un fenómeno más extendido de lo que algunos podríamos pensar.

En marzo de 2019, Thomas Steiner -Web Developer Advocate en Google- hizo una encuesta entre sus seguidores en Twitter que reflejaba que el 83 % de los encuestados tenía activado el dark mode a nivel de sistema operativo. El propio Steiner daba por hecho que la muestra poblacional de la encuesta estaba sesgada, pero si no podemos tomarla como referencia para determinar cuánta gente lo usa, al menos sí puede ayudarnos a comprender la importancia que dan al dark mode los que lo usan: el 75 % no lo desactivan durante el día y casi el 65 % espera que las páginas web se adapten cuando detecten que el mismo está activado.

El 82 % de los usuarios de los lectores de Android Authority que contestaron una encuesta similar usan dark mode. El 95 % de los usuarios de Discord y el 92 % de los de Polar, aparentemente, lo prefieren antes que un esquema de color claro.

Una vez más, podríamos concluir que los usuarios de dichas aplicaciones son mucho más técnicos que el internauta medio y que su uso no está tan extendido como esas cifras sugieren, pero -aunque sólo fuera la mitad o una tercera parte de las mismas- el empleo de dark mode se ha extendido tanto como para que, independientemente de sus pros y contras, no podamos obviarlo. Sobre todo si -como es mi caso- desarrollamos aplicaciones y servicios para la Comunidad técnica.

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