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La dictadura de los proyectos personales

Jimena Catalina

OCIO@

Hugo Tobio

Como todos los últimos fines de semana de cada mes, la Bonilista acoge a una firma invitada. En esta ocasión se trata de Jimena Catalina, fundadora de Slides Carnival, mitad techie de Recetas de Rechupete y ponente de la Tarugoconf

03 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Los side projects son maravillosos. Con ellos aprendemos cosas nuevas, disfrutamos, nos motivamos, emprendemos, ganamos experiencia profesional. Así que, decidme: ¿en qué momento fuimos tan estúpidos como para convertirlos en una maldita obligación?

Invertir el tiempo libre en proyectos personales no es algo que hayamos inventado en este sector, pero Internet les ha dado una nueva dimensión. Podemos mostrarlos ante miles de personas, colaborar para sacarlos adelante o incluso generar ingresos. Es difícil no emocionarse con todo ese potencial.

Pero en tecnología tenemos cierta habilidad para convertir en mierda todo lo que tocamos y en algún momento empezamos a retorcer la idea.

Primero empecé a leer las historias sobre Gmail y otros productos millonarios que surgieron como side projects (francamente, suena igual que el cuento del garaje). A continuación las ofertas de empleo en las que se «valoraba positivamente» tener proyectos personales y una plaga de artículos sobre qué hacer, cómo hacerlos, por qué son fundamentales para tu carrera profesional y tu “marca personal”. Y para rematar, en el universo paralelo de las redes sociales siempre aparece alguien con un proyecto que lo peta.

Yo misma le di la turra a mucha gente para que montase un side project. Si te tocó sufrirme en ese momento, mis más sinceras disculpas.

Hemos estado machacando este mensaje: si trabajas en tecnología y no tienes una newsletter, blog, marketplace, podcast, SaaS, second brain, ebook, conferencia, curso, juego, app, hackaton... ¿qué estás haciendo con tu vida? ¿Acaso no te apasiona lo bastante tu profesión?

Creo que nos hemos pasado con el martillo pilón porque he empezado a ver cosas que chirrían. Padres con bebés presumiendo de dedicar fines de semana a sus proyectos paralelos. Buenos candidatos descartados por no tener código de proyectos propios que mostrar. Profesionales con síndrome de impostor porque no han completado ningún producto digital durante el confinamiento. Como si hubieran sido unas vacaciones, y no un periodo en el que tuvimos que dedicar cada gota de energía a mantener la salud mental.

¡Voilà! Hemos convertido los side projects en una tarea obligatoria. Nos hemos cargado la diversión.

Siguen teniendo valor, por supuesto. Yo misma tengo varios. Pero me gustaría dejar clara una cosa: poder desarrollar un side project es un privilegio. No todos pueden permitirse dedicar su tiempo libre a seguir programando, diseñando, escribiendo. O simplemente no quieren. Y eso está perfectamente bien, no son peores profesionales por ello.

Cosas maravillosas pueden surgir de los proyectos personales, pero también de tocar un instrumento, hacer deporte, ver series o pasar tiempo con las personas que quieres. La cantidad de proyectos propios realizados por una persona no determina su valor profesional. De verdad que no lo hace.

Por favor, ¿podemos tener cosas bonitas sin convertirlo todo en una vara de medir?

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Carlos Molina es un camarada del metal que ha cometido la locura de crear Multiversial -un nuevo medio de comunicación sobre negocios digitales- con el objetivo de crear contenido que ayude a crecer profesionalmente al lector, tanto si viene del mundo técnico como del mundo de negocio, un camino de doble sentido que Carlos lleva doce años recorriendo.

¿Y cómo pretende hacerlo? Explicando la actualidad de las empresas tecnológicas, sus decisiones y las consecuencias de las mismas con un enfoque llano y directo. Su obsesión es «aportar valor en cada palabra», así que los artículos van al grano pero aportan las referencias para que puedas tirar del hilo si lo necesitas o te apetece.

Para crear contenido que sea útil para todo tipo de personas, Carlos ha estado probando distintos formatos durante 8 meses hasta que ha dado con uno que gusta tanto a su padre de 84 años como a profesionales del sector, técnicos o no.

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Este texto se publicó originalmente en la Bonilista, la lista de correo de noticias tecnológicas relevantes para personas importantes. Si desea suscribirse y leerlo antes que nadie, puede hacerlo aquí ¡es bastante gratis!