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El hacker de Excel

David Bonilla

OCIO@

Hugo Tobio

No hay mejor forma de explicar qué es una instrucción de control que usar una para resolver el error más común en las hojas de cálculo: la división por cero

13 ene 2021 . Actualizado a las 08:48 h.

La «gente de negocio» y los técnicos somos dos castas que nos hemos incomprendido y despreciado mutuamente desde hace décadas sin darnos cuenta de que uno de los mayores símbolos de los primeros -la hoja de cálculo- es, en realidad, un puente a la realidad de los segundos.

Para el muggle o humano que no sabe programar, Excel es un instrumento caído del cielo que ahorra penosas peregrinaciones a ese remedo del Monte Olimpo que es un departamento de Informática lleno de profesionales endiosados que tratan con desdén sus súplicas y ruegos para que les presten ayuda.

Desde la perspectiva del informático, la hoja de cálculo es un artefacto diabólico que encadena datos y lógica de negocio a un inframundo de ordenadores personales -donde son atormentados para toda la eternidad- al arbitrio de malvados y caprichosos asalariados, sin esperanza de redención.

Pero cualquier hoja tiene dos caras y las de cálculo también. Así, un software que parece destinado a separar a técnicos y profanos, podría acercarlos más que nunca. En vez de perseguir y ridiculizar al «hacker de Excel» -ese usuario avanzado que construye auténticas catedrales lógicas en ficheros .xls- podemos convertirlo en nuestro mayor aliado.

 Pocas cosas pueden conseguir que un muggle entienda mejor las infinitas posibilidades de la Informática que explicarle cómo al programar automatizamos cierta lógica de forma dinámica, mediante una serie de instrucciones de control (software), en vez de tener que implementarla de forma física en un circuito integrado, usando transistores y otros componentes electrónicos (hardware).

Y no hay mejor forma de explicar qué es una instrucción de control que usar una para resolver el error más común en las hojas de cálculo: la división por cero. Da igual lo experimentado que sea el hacker de Excel, lo más probable es que -si usa una fórmula con una división- no compruebe el valor de los divisores y el horrible e inquietante #DIV/0! aparezca en más de una celda.

Normalmente, cuando encontramos este tipo de errores, los técnicos no solemos arreglarlos sino que los aprovechamos para justificar nuestras cazas de brujas contra las hojas de cálculo. Sin embargo, en vez de convencer de la necesidad de que gestionemos toda lógica que se aplique al negocio de la compañía, nuestras apasionadas reacciones suelen provocar el efecto contrario: las plantillas no denuncian sino que ocultan y protegen a los hackers de Excel -que se erigen en una especie de Robin Hoods corporativos- difundiendo sus creaciones de ordenador a ordenador -de forma subrepticia y clandestina- fuera de cualquier control del Departamento de Informática.

Pero si en vez de poner el grito en el cielo cada vez que nos llega una hoja de cálculo con errores, se la devolviéramos corregida a su remitente documentando los fallos que encontráramos y explicando las implicaciones de los mismos, podríamos conseguir dos poderosos efectos: Primero, evitar que el resto de la empresa nos oculte las hojas de cálculo que usan habitualmente. Segundo, convertirlas en verdaderos instrumentos para explicar y evangelizar el trabajo de los programadores entre el personal no técnico.

Nada mejor que una división por cero para explicar por qué utilizamos procesos y técnicas como el TDD (Test Driven Development) para conseguir que nuestro código sea robusto y funcione correctamente independientemente de los parámetros con los que lo alimenten los usuarios del mismo.

Nada mejor que una hoja de cálculo obsoleta, con datos desactualizados o fórmulas antiguas para explicar por qué nos empeñamos en centralizar la lógica de negocio en vez de dispersarla en silos y así asegurarnos de que todo el mundo trabaje siempre con la última versión.

Las Hojas de Cálculo son el Vietnam de los desarrolladores, una guerra que no podemos ganar -al menos, no usando técnicas convencionales- así que ¿por qué en vez de luchar contra ellas no las hacemos nuestras? ¿Por qué no las incluimos en nuestra caja de herramientas? En vez de despreciarlas como si fueran un idioma tosco -propio de bárbaros, pero indigno para que con él codifiquen los informáticos- podríamos convertirlas en una auténtica lingua franca para que unos modelen y documenten de forma rápida y sencilla la lógica que deben implementar los otros.

¿Y por qué en vez de perseguir y ridiculizar a los hackers de Excel no los tratamos con el mismo respeto que si fueran hackers a secas, uno de los nuestros? A lo mejor así, algún día, lleguen a vernos como uno de los suyos. Al fin y al cabo, lo único más estúpido que pretender que en una empresa no haya hojas de cálculo es aislar a su departamento de Informática, cuyo principal fin siempre es dar servicio a compañeros, clientes y colaboradores. Ni más ni menos.

Esta Bonilista se publica gracias al apoyo de Appian, automatización «low-code» simple y rápida

Hay una frase que en las últimas semanas ha ganado cada vez más fuerza: 2020 ha sido un año para olvidar. Y es cierto que los doce meses que dejamos atrás han marcado un antes y un después en nuestras vidas, aunque -afortunadamente- no todo ha sido para mal. El confinamiento, el trabajo en remoto impuesto de forma repentina y sin anestesia, redescubrir la vida en casa y en familia, apreciar el valor de lo que dábamos por hecho, todo nos ha enseñado importantes lecciones de vida, tanto en lo personal como en lo profesional.

Y para muchos, esta ola de novedades ha sido la ocasión de pararnos y darnos permiso para reflexionar sobre nuestra situación profesional… ¿Qué estoy haciendo con mi carrera? ¿A dónde me lleva este camino? ¿Y si…? Una reflexión que nos ha ayudado a darnos cuenta de que no sólo es importante lo que hacemos, sino también el cómo, el dónde y el con quién.

Y 2020 no ha traído solamente malas noticias. En enero de 2020, Appian anunciaba la adquisición de la startup sevillana Novayre y su plataforma RPA (Robotic Process Automation), Jidoka. Con esta adquisición Appian se ha consolidado como líder en el mercado de plataformas para la automatización low-code.

 En este proceso, Appian no sólo ha integrado toda la anterior plantilla de Novayre, sino que ha decidido apostar por crecer desde España incorporando talento local. La firma tiene importantes planes de expansión en Sevilla para los próximos meses y quiere que conozcáis sus oportunidades de empleo y crecimiento profesional.

¿Qué harás allí?

La plataforma low-code de Appian permite crear nuevas aplicaciones empresariales o automatizar procesos existentes (sí, precisamente esos donde aparecen las temidas Excels). Para su oficina de Sevilla, Appian busca perfiles técnicos, fundamentalmente ingenieros/as de software, con o sin experiencia. Hay opciones de trabajo en tres áreas: desarrollo de producto (en el único equipo que se dedica al desarrollo de la plataforma de Appian fuera de los EE.UU.), consultoría tecnológica y soporte especializado.

¿Cómo lo harás?

 En Appian, no sólo crean software, también fomentan una cultura de pasión, energía e innovación con el lema: ¡grandes personas, gran código! Si te gusta trabajar en un entorno ágil y colaborativo y te apasionan los retos tecnológicos, la #AppianLife es para ti. Utilizarás diariamente el inglés, que es el idioma de trabajo de la empresa.

¿Con quién?

El núcleo del equipo de Sevilla procede de Novayre, y son las personas que han creado Jidoka. Los fundadores siguen liderando la oficina de Sevilla aunque cada equipo trabaja de forma integrada con grupos internacionales de cada departamento (Ingeniería, Servicios Profesionales y Soporte).

¿Dónde?

En Sevilla. Uno de los pocos lugares del mundo tan buenos para vivir como Galicia.

Con todo lo aprendido en 2020 nos asomamos a 2021 más conscientes de lo que de verdad importa y habiendo aprendido a valorar de nuevo lo esencial. Y quizás es tu momento para plantearte un cambio laboral y esta es la oportunidad que estabas esperando. ¿Te animas?

Este texto se publicó originalmente en la Bonilista, la lista de correo de noticias tecnológicas relevantes para personas importantes. Si desea suscribirse y leerlo antes que nadie, puede hacerlo aquí ¡es bastante gratis!