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Sobre dar y pedir consejo

David Bonilla

OCIO@

Hugo Tobio

30 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Escribir para más de 10.000 personas da mucho respeto. Es una gran responsabilidad, al menos lo es para mí. Da igual lo que escribas, al que te quiere mucho le encantará y el que te quiere menos lo ignorará o pensará que dices obviedades, o que eres dogmático o egocéntrico. ¡Pobre David! sufriendo cada fin de semana.

Pero vamos al grano. Escoger el tema de esta Bonilista me ha llevado días. Encontrar un tema que case con la filosofía de la Bonilista pero también con mi forma de ser y que no chocase demasiado con mi crónico síndrome del impostor no ha sido fácil. Así que en lugar de intentar impresionar a nadie con las pocas cosas que sé, he decidido contaros cómo afronto yo una situación que a veces se toma a la ligera: qué hago yo cuando doy o pido consejo.

Cuando alguien me pide consejo intento tener mucho cuidado con la respuesta que doy. Tanto es así que una de las primeras cosas que le digo es que es poco probable que diga algo que no haya pensado ya, y una de las últimas es que me alegro mucho de que la decisión sea suya y no mía. ¿Por qué? Porque es la verdad.

Por una parte es poco probable que esa persona no haya pensado ya cualquier cosa que yo le pueda decir tras unos minutos de charla. Tengo ya años para haber pasado por algunas cosas y estoy encantado de compartir mi experiencia personal o referirle a otras personas, pero el contexto será siempre distinto aunque solo sea porque se trata de personas distintas y momentos distintos. Contar una experiencia hace que quien pregunta pueda completar las suyas con nuevos matices o explorarlas desde otro ángulo, pero para mí es importante evitar esos «yo haría», «deberías», etcétera, que son muy peligrosos.

¿Por qué es peligroso? Porque no siempre somos conscientes de la ascendencia que podemos tener sobre la otra persona, y de ahí mi final de la conversación. Si hemos hecho algo que la impresiona o inspira, o si tenemos alguna posición que se pueda considerar de poder sobre ella, es probable que tome nuestra respuesta como buena sin cuestionarla demasiado. Seguir nuestra recomendación sería el equivalente al famoso «no han despedido nunca a nadie por contratar a IBM». Sin ir más lejos, yo recuerdo una mala decisión que tomé por un comentario de un inversor y que, años mas tarde, hablando del tema con él, ni recordaba. Es una anécdota, pero todos conocemos a gente que ha hecho inversiones o cambios en su vida siguiendo unas palabras soltadas sin prestar demasiada atención.

Pero tampoco sería justo poner toda la presión en quien da el consejo y nada en quien lo pide. Así que, si sirve de algo, os contaré dos cosas que creo que funcionan después de hablar con mucha gente a lo largo de los años y que las entrevistas que hacemos en MásQueStartups no hacen más que confirmar.

Lo primero es preguntar qué hizo la otra persona en una determinada situación, o si se ha visto en alguna situación parecida, o qué le sugiere algo. Es decir, cualquier cosa que haga que les cuenten su experiencia y no pedirles una receta. Preguntar, preguntar y preguntar para entender qué hicieron, qué funcionó, qué no y qué cosas puede aplicar y cuáles no.

Lo segundo es preguntar a muchas personas. Cuanto mayor sea el número de personas al que preguntas, más posibilidades de tomar una buena decisión tendrás al disponer de más información. Sé que esto puede sonar difícil, pero si no conoces a nadie que creas te pueda ayudar, seguro que conoces a alguien que te permita llegar a una persona que sí puede hacerlo. Recuerda que todos estamos a seis grados de Kevin Bacon. A mí esto me cuesta, y la verdad es que me da cierta envidia la gente que es capaz de hacerlo de forma natural.

Es posible que llegado este punto pienses que todo esto son obviedades, lo sé. La parte buena es que siempre puedo decir que esta es mi experiencia y que ver si esto tiene aplicación a tu vida es decisión tuya.

Esta Bonilista ha sido publicada gracias al apoyo de Devtia

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