-Galicia está elaborando un mapa de capacidades en IA. ¿Qué le parece?
-Muy bien. Ahora mismo no hay suficiente talento en el mercado como para cubrir esa demanda de profesionales que genera la inteligencia artificial. Hay un déficit en carreras mezcladas de informática con estadística matemática, o todo lo que tiene que ver con ciencia de datos, no solo en España sino en Europa. Así que me parece bien la iniciativa de Galicia, hay otras como la del Gobierno australiano que pone la visión en el ciudadano digital y se marca una serie de hitos. Nos ha tocado cambiar, las capacidades que aprendía mi padre le duraban 25 años y las que aprendo yo me duran 3-5 años. Cuando antes yo, con mi carrera de ingeniero de telecomunicaciones habría tenido una vida feliz, ahora me he tenido que hacer también periodista, y he tenido que hacer un máster en digital business y otro en Stanford en innovación.
-¿Cómo estamos en formación de perfiles relacionados con la IA?
-Hay muchos mitos relacionados con la inteligencia artificial. La IA no es algo que yo pueda aplicar a una empresa de repente como si fuera magia, el 60 % de los esfuerzos tanto en inteligencia como en tiempo en IA se van en entrenar a la máquina, desde un IBM Watson a un algoritmo. Para poder hacer que el entrenamiento sea bueno, las empresas tienen que tener unos datos bien limpios y clasificados para que la información que entre en la máquina sea la correcta. Hay mucho histerismo en algunas empresas con los «lagos de datos», pero no se están dando cuenta de que son lagos turbios, no son transparentes, por el tipo de datos que están metiendo en ellos. Cuando yo ese agua la pase a un sitio que me tiene que filtrar, no va a hacerlo bien. Así que en la estrategia de cualquier industria sobre IA previamente hay que decidir qué tipo de análisis de datos tengo, el vocabulario de datos y cómo estructuro esa información.