-¿Qué opina del abandono de algunas formas de seguridad biométrica, como la huella digital, por compañías como Apple?
-Nosotros siempre hemos creído que biometrías como la huella, que es más antigua y está más popularizada, incluso también la del iris, por las películas, tienen ciertos problemas. Otras biometrías solucionan estos problemas, sobre todo la de cara. El abandono de la huella puede tener que ver con su elevado coste: hay un sensor que va integrado y al final todo lo que tiene que ver con el hardware encarece el producto. Habrán visto que todo eso únicamente para desbloquear el teléfono tiene una ratio coste/beneficio alta. Pueden hacer lo mismo con un patrón, que no cuesta nada y funciona de forma similar.
-¿El reconocimiento de iris no es tan seguro como se cree?
-Los problemas de cada una de las biometrías vienen derivados de la parte bio. Los humanos vamos cambiando, no somos los mismos todo el tiempo. Las conformaciones del ojo, tanto a nivel de luz como de otros factores, van variando. Si a una persona le pones unas prótesis y le deformas la cara, lo normal es que un sistema biométrico facial no la reconozca. Lo mismo pasa en las otras biometrías, aunque el rango de error es despreciable. En las aplicaciones de Gradiant los datos de los usuarios están encriptados y, por tanto, son seguros.