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Ramón Salaverría: «Enseñar qué contenidos son fiables debería explicarse en las escuelas»

beatriz pallas REDACCIÓN / LA VOZ

OCIO@

Andrea Martínez

«Los medios digitales serán el eje de las empresas de la profesión periodística», asegura el investigador y profesor de comunicación

04 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El periodismo digital es actualmente «el que cuenta con una mayor audiencia y el que más tiempo del público consume», resume Ramón Salaverría (Burgos, 1970). Investigador y profesor de comunicación en la Universidad de Navarra, impartió en los últimos días un curso sobre periodismo en Internet y redacción periodística en medios digitales en el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual (MPXA), titulación de la Universidade de A Coruña que organiza la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre con el respaldo de la Fundación Amancio Ortega.

-¿Cómo cree que está afrontando el periodismo tradicional su reconversión al mundo digital?

-Esto fue algo nuevo hace 25 años, pero ahora ya no lo es. Los medios digitales han venido para quedarse, pero eso no significa que vayan a quitar de su sitio a los tradicionales, no al menos en un plazo corto, como algunos auguran. La historia del periodismo dice que los medios que han ido apareciendo a lo largo de la historia -impresos, radio, televisión...- nunca han hecho desaparecer a los que ya existían, aunque siempre surgieron voces anunciándolo. Mi impresión es que en unos cuantos años vamos a seguir con la coexistencia actual, aunque eso no significa que todos los medios vayan a permanecer con la relevancia que tenían. Creo que habrá, como en el pasado, una reconfiguración del mercado, con la emergencia de algunos y el declive de otros. Los medios digitales están llamados a convertirse en el eje de las empresas de la profesión periodística.

-¿Cómo puede afrontar el público la valoración de las noticias en estos tiempos de sobreinformación y posverdad?

-Antes el desafío de los periodistas era responder a la escasez informativa. Un periodista era aquel que conseguía información donde no la había. Ahora el problema es el inverso: encontrar una información fiable en este océano de mensajes. El papel del periodista va a seguir siendo proporcionar una información de calidad, pero ahora mediante la selección y la jerarquización. Esa va a ser una de las cosas que la gente más va a necesitar para tomar decisiones.

-¿Es fácil para el lector de todos esos mensajes filtrar la verdad?

-Lo que el lector puede hacer es elegir de qué fuente bebe y no todas dan agua limpia. Aquellas fuentes que tienen demostrada trayectoria a la hora de ofrecer a lo largo de un tiempo información relevante, cuidada, contrastada resultan, en principio, más dignas de crédito que otras. En esta inmensidad de mensajes que nos llegan constantemente, desde un medio extranjero que desconocíamos hasta nuestro propio cuñado, habría que tomar cierta distancia. La forma de resolver esto no es tecnológica, sino que tiene que ver con la capacidad de identificar las fuentes en las que confiar. Esto es algo muy necesario. Enseñar qué contenidos son fiables debería explicarse a los niños en las escuelas.

-Medios de prestigio mundial han confiado en imágenes y noticias falsas.

-Nadie está libre del error, porque errar forma parte de nuestra condición humana. Ahora bien, unos yerran más que otros. Y unos yerran sin querer errar, mientras que otros no están errando cuando nos mienten.

-Se produce un atentado como el de Barcelona del pasado verano y las primeras imágenes son las que graba la gente con su móvil. ¿Cobra peso el periodismo ciudadano?

-Hace más de una década que se hizo popular esa etiqueta que ahora ya no se escucha tanto. Ahora oímos hablar más de los medios sociales, que vienen a ser el uso por parte de la gente de sus cuentas en las redes para difundir informaciones de las que han sido testigos. Esto es congruente con el periodismo profesional, que no puede dar la espalda a esa información, pero tiene que hacer su trabajo: comprobar que es cierta, que esa persona es quien dice ser, que estaba en el lugar y que la difusión no atiende a ningún interés espurio. Las redes sociales no son un sustitutivo de los medios profesionales, pero serán, lo son ya, un perfecto complemento.

-En el mismo ejemplo del atentado de Barcelona. ¿Grabar imágenes con el móvil es morbo o instinto de comunicar?

-Eso depende de cada persona. Se está demostrando que hay una tendencia al narcisismo y al exhibicionismo, como se ve claramente con los selfies. Si uno ha sido testigo de un acontecimiento de gran envergadura, como un atentado, por ejemplo, es difícil reprimir esa pulsión de darlo a conocer. De entrada, el hecho de tener esa pulsión de comunicar no me parece malo. Lo que ocurre es que eso hay que hacerlo con una serie de protocolos y eso es lo que los ciudadanos no tienen. Un profesional de la información sí tiene un conocimiento sobre cómo tratar la información. Por eso a veces da la sensación de que las redes sociales corren más que los medios, pero no es verdad. No es que vayan más lentos, sino que actúan con más cautela.