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Debate encendido y casos que ponen los pelos de punta

M. Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

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Una madre que compartía fotos de su hija asegura que cambió radicalmente de postura cuando descubrió que un conocido, con el que apenas tenía relación, tenía como foto de su perfil de WhatsApp una foto de su niña

16 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Si en un grupo de madres, concretamente de mamás de hijos de corta edad, se saca el tema de las fotos de los niños en las redes sociales, el debate se enciende al instante. Hay un poco de todo. Desde mujeres que cuelgan fotos de sus retoños, con ciertas precauciones, eso sí, a otras que ni siquiera los ponen de imagen de perfil de WhatsApp y mucho menos meten una imagen suya en Facebook o Instagram. Hay incluso madres que cuentan que tienen trifulcas con abuelos o demás parientes para que no pongan, ni siquiera de espaldas, una foto de sus críos en la Red. Debaten unas y otras ampliamente. En medio de la conversación, se cuela una historia que pone los pelos de punta a todas. La aporta Franciely Botelho, una brasileña casada con un vecino de Vilagarcía. Explica que ella sí mostraba a la familia y amigos las fotos de su hija, de dos años, en la Red. Pero ya no lo hace. Cambió radicalmente de postura cuando, repasando sus contactos telefónicos, descubrió que un conocido, con el que apenas tenía relación pero sí guardaba su teléfono móvil, tenía como fotografía de su perfil de WhatsApp una foto de su niña. «No me lo podía creer. Abro su perfil y veo allí a mi bebé... No lo entendía», confiesa. Lo llamó, y la explicación que recibió prefiere borrarla de su memoria. «Me dijo que la niña era muy guapa, muy cuqui, y que por eso la había puesto». Obviamente, le obligó a retirar la imagen del perfil.

Rocío Aboy, natural de Cuntis pero vecina de Vilanova de Arousa, escucha la historia de Franciely y se ratifica en su postura. Ella no cuelga ni una sola imagen de su único hijo en Internet. «Todos estamos orgullosos de nuestros pequeños y nos encanta que los vean. Pero yo creo que en este momento tengo la obligación de proteger a mi hijo, que tiene dos años. Internet, hoy por hoy es un campo abierto donde hay gente buena pero también pedófilos y pederastas», dice. Rocío, en una ocasión, tuvo que reñirle a su hermana. «Ella colgó una foto de mi hijo. La llamé rápidamente y le dije que no, que no quería verlo en Internet. La gente que quiere a mi hijo lo viene a ver a casa y a la familia le mando las fotos», insiste.

Sonia García, de Pontevedra, tiene un crío de siete años y sí pone sus fotos en Instagram y Facebook. Ojo, lo hace con sentido común y precauciones: «No revelo la ubicación, solo dejo que las vean los amigos y le pido permiso a él. Algunas veces me deja colgar las imágenes y otras no». Sonia, de todas formas, indica que hay que estar muy pendientes de lo que pasa en la Red. Y cuenta otro caso tremendo. Ella gestiona un grupo de Facebook de apoyo a la lactancia. Dice que miran con lupa a quién incluyen. Aún así, un día se les coló un hombre que pedía a las madres fotos amamantando. Lo expulsaron.