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Los Facebook de los idiomas

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Comunidades virtuales funcionan como lugar de encuentro entre internautas de diferentes países y buscan perfeccionar sus conocimientos en lenguas extranjeras con interlocutores nativos

03 mar 2015 . Actualizado a las 18:05 h.

Era cuestión de tiempo. La primera necesidad que pidió vez fue la de relacionarse. Y entonces emergieron, por orden de aparición, plataformas como Fotolog, MySpace, Tuenti o Facebook, la más infatigable de todas ellas. Después, llamaron a la puerta las necesidades secundarias. Y en el vasto campo de cultivo que es Internet comenzaron a brotar como respuesta un sinfín de redes sociales, ideadas para colmar los reclamos menos básicos y más exquisitos de una nueva generación acostumbrada a recurrir a la Red para casi absolutamente todo. Plataformas para encontrar trabajo, incluso para ligar. Y ahora también para formarse. Busuu encabeza la familia de plataformas orientadas a aprender idiomas. Nació en el año 2008 en una época de bocetos y genialidades prematuras. Hoy goza de una salud más que envidiable: cincuenta millones de usuarios registrados; 50.000 altas nuevas cada día.

Busuu nació en Madrid. El austriaco Bernhard Niesner y el suizo Adrian Hilti se conocieron en el 2007 mientras cursaban un MBA en el Instituto de Empresas. Ambos intentaban, con no pocas dificultades, aprender español. Cuando llegó el momento de escoger un proyecto final de máster, lo vieron claro: una manera de simplificar el proceso de aprendizaje. Un año después arrancaba esta comunidad virtual, trasladada mas tarde a Londres, un servicio que permite perfeccionar idiomas a través del ordenador, de la tableta o del teléfono móvil. Niesner no tiene problema en explicarlo con detalle. El atributo más valioso de busuu es su factor social. Se trata se un servicio que pone en contacto a sus usuarios, un lugar de encuentro entre internautas de todo los rincones del mundo que, a través de chats y videoconferencias, practican gramática y conversación mutuamente. Un español aprende inglés con un inglés que a su vez está aprendiendo español.

Como soporte de este sistema colaborativo -intercambio de servicios, sin desembolso monetario-, busuu pone además a disposición del usuario una batería de cursos audiovisuales y ejercicios de vocabulario, redacción y pronunciación que pueden ser corregidos por la propia plataforma o por otro usuario. «De esta manera, todos los usuarios no solo son estudiantes de un idioma, sino también tutores de su propio idioma nativo -explica Niesner-. Todos los días se corrigen mas de 30.000 textos dentro nuestra plataforma».

Servicio «freemium»

«El registro en la web y la descarga de las aplicaciones, tanto para iPhone y iPad como para todos los dispositivos con sistema operativo Android son totalmente gratuitos», continúa. Este servicio free da acceso, desde cualquier lugar y a cualquier hora del día, a lecciones interactivas, exámenes o test de comprensión lectora que abarcan desde el nivel A1 hasta el B2. «Los usuarios pueden optar además por una versión Premium, que por una cuota de aproximadamente siete euros al mes ofrece a mayores una serie de ventajas, como la opción de estudiar de sus doce idiomas disponibles (español, inglés, francés, alemán, italiano, portugués, ruso, chino, japonés, turco, polaco y árabe) más de uno a la vez, unidades de gramática o ejercicios de audio con más de 150 diálogos». Además, brinda a sus afiliados la posibilidad de obtener un certificado de inglés basado en The Global Scale of English Test (GSET), sometiéndose a la alternativa on line al TOEFL, un examen oficial desarrollado junto con la editorial Pearson. La dinámica de busuu -quien por cierto debe su nombre a una lengua extremadamente minoritaria hablada en Camerún en peligro de extinción- es sencilla, fácil de entender. Porque, en realidad, ya la entendemos. La plataforma funciona de manera casi idéntica a Facebook. Se sumerge en un hábito conocido. El usuario debe registrarse y enviar solicitudes de amistad a otros usuarios. A partir de ahí va creando grupos para practicar lenguas con hablantes nativos o intercambiar textos y traducciones. Le roba oxígeno a las aulas físicas y, después de las incursiones en el extranjero, las comunidades sociales se postulan a la categoría de mejor método de aprendizaje.