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BQ idea en España, fabrica en Asia y vende en el mundo

michael McLoughlin MADRID / COLPISA

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La tecnológica saca el Aquaris E5 4G, que triunfa en los mercados de móviles

22 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

«Fuckin? Spaniards». Este exabrupto, que en una aproximación fina vendría a significar malditos españoles, brotó de la boca de más de un gerifalte financiero durante el tiempo en el que la solvencia española estaba en entredicho durante las 24 horas de los siete días de la semana.

Sin embargo ahora es la frase que repiten los directivos que protagonizan el primer anuncio de televisión de BQ, una pieza firmada por el cineasta bilbaíno Álex de la Iglesia, al recibir en sus manos el dosier con la información del Aquaris E5 4G, el último teléfono de la marca. Esta gran campaña de comunicación es la última etapa de esta empresa que realiza su salto al mercado internacional en el competitivo mundo de la telefonía móvil.

«Europa es nuestro espacio de crecimiento», dice Rodrigo del Prado, cofundador y director adjunto de la compañía al preguntarle por las oficinas abiertas en Alemania y Francia. Todo comenzó en el 2005 cuando este ingeniero se unió a otros cinco de la Politécnica de Madrid para fabricar memorias USB. Un proyecto les llevó a adquirir una planta de producción en China y que ahora traerán a Rivas-Vaciamadrid.

El salto llegó cuando se unieron a Antonio Quirós, presidente de una editorial digital, para fabricar un lector de libros electrónicos. De ahí nace Mundo Reader, germen de BQ, una compañía que ahora incluye desde tabletas hasta móviles, pasando por robótica o impresión 3D. Para esta última cuentan con una fábrica en Navarra. Los dispositivos móviles que comercializan han cosechado casi el 20 % de la cuota de mercado de teléfonos libres por sus precios asequibles.

«No se trata de productos hechos en China a los que le ponemos nuestra etiqueta», defiende Quirós, que recuerda que el diseño del hardware, el trabajo del software y otros aspectos fundamentales se realizan en España para, posteriormente, ensamblar en Asia. Ese mantra de «dar al usuario lo que necesita» los ha colado para pelear sin complejos con multinacionales como Samsung, Sony o LG. «Se trata de competir, por así decirlo, un cocinero contra otro», concluyó.