En Japón es común que productos, programas televisivos e incluso entidades como la policía cuenten con su propia mascota, por ello, cuando la compañía Crypton Future Media decidió publicar el software, lo hizo acompañado de una «imagen comercial».
El aspecto del avatar, de estética manga, era el de una jovencita de 16 años entusiasta de la música pop, y su nombre, Hatsune Miku, el mismo que el del sintetizador, que literalmente traducido del japonés significa «el primer sonido del futuro». Comenzó entonces un fenómeno sin precedentes que desembocó en una auténtica subcultura cibernética en torno a la creación y difusión de contenidos relacionados con la imagen y la voz artificial de esta diva del j-pop (pop japonés), y que nada tiene que ver con la locura pasajera que desató el sintetizador italiano Loquendo.