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Uber y su rival Lytf se acusan de sabotaje con miles de reservas falsas

Michael McLoughlin MADRID / COLPISA

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Las críticas a Uber como servicio de transporte alternativo se repiten en todo el mundo.
Las críticas a Uber como servicio de transporte alternativo se repiten en todo el mundo. M. WHITTAKER < / span>reuters< / span>

La justicia deja en suspenso el veto de Berlín a la polémica aplicación

26 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Las huelgas de taxistas ocurridas en junio en grandes ciudades europeas pusieron en el primer plano a Uber, una aplicación que fomenta un servicio de transporte compartido al que los profesionales del gremio acusan de competencia desleal e intrusismo. Pero el último reto de Uber parece haber surgido en su propio campo de juego. La empresa creada en San Francisco en el 2009 entró en una guerra de acusaciones con uno de sus rivales, Lytf, una aplicación pareja dedicada también al transporte compartido. Ambas compañías emitieron en los últimos días sendos comunicados para denunciarse mutuamente como responsables de los graves problemas que han sufrido en las últimas semanas.

Los responsables de Lyft denunciaron que en los últimos diez meses habían sufrido 5.560 reservas falsas, canceladas pocos minutos antes de la hora acordada, con el fin de empeorar el servicio. El dedo acusador señaló directamente a Uber que, según su rival, habría movilizado a sus empleados para llevar a cabo esta guerra sucia. La empresa de San Francisco no tardó en contraatacar y afirmó ser víctimas de un sabotaje consistente en 12.900 viajes anulados. El motivo que esgrimieron es el malestar generado después de que muchos de los inversores invitasen a la compañía a sacar a sus rivales de la carrera a golpe de talonario y Uber lo hubiese rechazado. «Uno de sus mayores accionistas dijo que Lyft se volvería nuclear si no la adquiríamos. Solo podemos asumir que los recientes ataques forman parte de esa estrategia», indicaron.

Uber recibió un balón de oxígeno en los últimos días después de que la justicia alemana anulara el veto impuesto por el ayuntamiento de Berlín, con multas por hacer uso de estas plataformas que podrían alcanzar los 25.000 euros. Mientras el tribunal de apelación decide sobre esta cuestión, estos servicios podrán seguir operando en Alemania.