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Paul Salameh: «Dediqué tres meses a desarrollar Pou»

OCIO@

21 abr 2013 . Actualizado a las 14:18 h.

Pou es una mascota virtual que, de tan simple, es cutre. Y quizás ahí reside su encanto, al menos para los cientos de miles de personas que han decidido libremente meter en su vida a una criatura de la que hay que estar pendiente. Lo mismo le ocurrió a una generación de ciudadanos del mundo que se engancharon a los populares Tamagotchis comercializados por la empresa japonesa Bandai allá por los años noventa, y que vivían encapsulados en un llavero que reclamaba protagonismo.

Su autor es el libanés Paul Salameh, que, con 25 años, es un digno representante de una generación de programadores que luchan por hacerse un hueco en un universo de aplicaciones, juegos y recursos de lo más variado, un terreno en el que no resulta fácil asomar la cabeza y tener éxito. En su caso, sin embargo, él sí que sabe lo que es dar la campanada y cambiar radicalmente su estatus económico.

Y si las mascotas se parecen a sus amos, Pou es la versión virtual de Paul, y así lo explicaba él mismo a La Voz de Galicia: «El personaje está basado en mí cuando estoy con mis amigos y con la familia. Lo que Pou hace es también un poco lo que hago yo».

arrasa en android

El sistema operativo en el que más arrasa esta aplicación es Android, aunque también cuenta con versiones para el sistema IOS que utilizan el iPhone y el iPad de Apple. Darle de comer, asearlo, jugar con él o comprarle cosas son algunas de las complicaciones -o entretenimientos, según para quién- que nos propone el autor. Claro que, a diferencia de los Tamagotchis primeros, Pou permite al adoptante interactuar con otros que, como él, han decidido poner en su vida a una criatura con forma de pera. Lo que está claro es que algo tiene que engancha: «Buenísimo. Llevo doce horas, tres amigos, tres visitas, tres likes...». Es uno de los comentarios que un usuario de Pou colocaba en un foro especializado hace un par de meses.

Detrás de un juego tan, en apariencia, sencillo, hay muchas horas de desarrollo. O no tantas, porque Paul Salameh confiesa que invirtió tres meses, solo tres meses, en lanzar la aplicación. «Después -añade-, desde agosto del año pasado, he realizado actualizaciones diarias o semanales».

Solo superado por WhatsApp

Salameh se describe como un apasionado de los juegos, la programación de gráficos, el desarrollo web o el modelado en 2D y 3D, entre otras. Pero con Pou ha dado la campanada: esta misma semana se situaba como la tercera aplicación más descargada desde la App Store de Apple, por detrás únicamente del sempiterno WhatsApp y del «intensivo método completo para dominar el inglés» Berlitz.

Y, en comparación con otras aplicaciones, no es excesivamente barato: 1,79 euros, frente a los 0,89 que suelen costar las más asequibles.

En busca del éxito

¿Se ha hecho rico? (cuesta no hacerle la pregunta a alguien que ha dado en la diana del videojuego y que, además, se presta, aunque de manera discreta, a contar su experiencia). Paul responde sin dudarlo: «Sí, me ha hecho más rico». Para el desarrollador, el secreto de su juego está en lo «amoroso» que se hace el personaje, en el amplio abanico de posibilidades que se abren a la hora de personalizarlo y en lo adictivo de los minijuegos que aparecen dentro de la propia aplicación. En su Facebook, Paul Salameh celebraba por todo lo alto hace unas semanas, subiendo una fotografía de un nada apetecible sushi de salmón, la descarga un millón de su pera caprichosa. Y la cifra de descargadores adoptantes del alienígena periforme no ha dejado de crecer.

Tanto el desarrollador libanés como su colega compostelano Juan Gestal son modelos de éxito basados en una faceta común: la creatividad. Que eso se traduzca en la cuenta corriente ya es otra cuestión.