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¿Qué será de Apple sin su «iGod»?

Andrei Sokovov (DPA)

OCIO@

Los grandes retos para los sucesores de Steve Jobs.

06 oct 2011 . Actualizado a las 21:46 h.

Con el iPhone y el iPad en los últimos años, Apple se convirtió en la empresas más preciada del mundo. Pero ¿qué ocurrirá ahora sin su fundador y visionario Steve Jobs? ¿Podrán sus sucesores en la cúpula de la firma cubrir la enorme huella que dejó? Cuando Jobs se retiró a finales de agosto, gravemente enfermo, de las actividades directivas de Apple, se inició una acalorada discusión sobre cuál fue su invención más importante: ¿el iPhone, que cambió radicalmente el sector de la telefonía móvil y que se ha convertido en la máquina de hacer dinero de Apple? ¿La tableta iPad, que cambió el modo de entender los ordenadores? No, dijeron entonces algunos expertos: su máxima invención fue la propia Apple, una firma única que diseñó todos estos aparatos, los construyó y los llevó al éxito.

Ahora Apple, la empresa más valiosas del mundo, fundada por Jobs y su amigo Steve Wozniak en un garaje, tendrán que arreglársela sin su carismático fundador. Y por segunda vez. El primer intento después de que Jobs saliera de la firma en 1985, puso a la empresa contra la pared. Jobs tuvo que volver 12 años después como salvador, para levantar a Apple de la inminente ruina.

Pero esta vez es muy diferente. Jobs preparó a la firma a largo plazo: reunió a la cúpula directiva en torno a su sucesor Tim Cook y creó una cultura de producto basada en innovaciones, diseño y facilidad. La empresa marcha como si fuera una máquina eficiente que crea sin esfuerzo aparente maravillosos artefactos. Los costes, la técnica, la imagen, todo cuadra: Apple es tan fuerte, rentable y exitosa como nunca antes. Pero su imagen no estaría completa sin las críticas desencadenadas por las condiciones de trabajo en la fabricación de sus productos por empresas chinas.

En el éxito futuro de Apple sigue habiendo dudas. Y es que al fin y al cabo era siempre Steve Jobs el que tenía la última palabra. Y no sólo en las grandes decisiones estratégicas sino también en otras menores que en otras empresas no suelen llegar al presidente del consorcio: como si el interruptor del iPad debía ser una tecla silenciosa o si había que determinar la configuración de la pantalla.

En una ocasión, Jobs llamó un domingo al directivo de Google Vic Gundotra para decirle que no le gustaba el tono amarillo en un icono de un programa.

También gracias al papel dominante de Jobs, criticado en ocasiones como dictatorial, Apple salió adelante sin los habituales combates entre distintos departamentos de la empresa. Y quizá lo más importante: Tim Cook mostró en los años pasados que como gestor puede levantar una empresa totalmente eficiente, aunque no como visionario del calibre de Jobs.

Los conocedores de la firma ven en ese papel más bien al ex director de diseño Jony Ive. El británico fue el socio más importante de Jobs, dijo el experto en diseño Eric Chan a medios estadounidense.

Ive dio su sello a los últimos productos de Apple, pero al contrario que a Jobs le falta el impulso de venderse a sí mismo, de forma que difícilmente podría asumir el papel de vendedor de la firma.

Y es que Jobs era el hombre para todo, desde el diseño hasta el detalle menor. Sus sucesores en la cúpula de Apple, al contrario, son especialistas en un solo campo. E incluso si Apple siguiera siendo una empresa exitosa, «la verdad es que Steve Jobs es insustituible», según resumió el blog de Apple «Cult of Mac».

La fuerte Apple de hoy sigue necesitando una cúpula robusta. El sector cambia con rapidez y el sistema operativo de Google asume posiciones líderes en las plataformas de smartphones. También en el sector de computadoras, tablets y posibles incursiones en aparatos de televisión hay que sentar bases sólidas.

Y en el futuro tendrá que ser una vez más sin su «iGod» Jobs.