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140 caracteres revolucionan las comunicaciones

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Twitter cautiva a famosos y anónimos y sirve como altavoz frente a la censura

10 ago 2009 . Actualizado a las 10:55 h.

«El encuentro con los jefes de Gobierno dura hasta tarde, primero me tomo una rica taza de té». «Por supuesto, sigo sufriendo por Michael, siempre lo haré». Ambos ejemplos suenan a párrafos de un diario. Y la suposición no va desencaminada. El primero lo escribió Sara Brown, esposa del primer ministro británico, en su cuenta de Twitter, durante la cumbre del G-8 celebrada en la localidad italiana de L?Aquila. El segundo está extraído del Twitter de la actriz Elizabeth Taylor, que se desahoga en Internet por la reciente muerte de su amigo Michael Jackson. Ambas están enganchadas a un servicio de comunicación virtual que ha revolucionado las relaciones personales en los últimos meses, pero que también puede cambiar el ciclo de la historia.

Micro-bloggins, es decir, mensajes instantáneos con una extensión máxima de 140 caracteres para contar lo que está pasando. En eso consiste este fenómeno virtual que tiene nombre de canto de pájaro y que, anécdotas de famosos aparte, permitió hace un mes a los opositores del Gobierno iraní burlar la censura y contar al resto del mundo las irregularidades políticas que estaban aconteciendo en el país. «¡Confirmado!. ¡El ejército ha entrado en Teherán en contra de los manifestantes!» Su papel fue tan importante en aquel momento que la empresa Twitter tuvo que posponer un parón de noventa minutos programado con fines de mantenimiento, tras la llamada del propio departamento de Estado norteamericano.

Pero Twitter no es un fenómeno de hoy. La idea nació en marzo del 2006 y se lanzó cinco meses después. Fue Jack Dorsey, uno de sus tres fundadores, quien pensó en las ventajas de poder saber lo que hacían sus amigos en cada momento. Algo conciso, poder expresar en pocas palabras lo que uno piensa y hacerlo desde cualquier lugar, a través de un ordenador, o incluso desde un teléfono móvil o cualquier otro dispositivo portátil. Trasladó esta idea inicial a dos colegas, Bizz Stone y Evan Williams, y en dos semanas crearon el primer prototipo. Dada la popularidad del servicio, un año más tarde nacía una compañía propia: Twitter Incorporated.

Lo que sí es cierto es que en los últimos meses ha tomado una relevancia cada vez mayor y se calcula que siete de cada diez usuarios empezaron a comunicarse a través de Twitter el pasado año. «Hasta ahora, era una comunidad relativamente pequeña de aficionados a la tecnología y a la web 2.0 y ahora ya es algo establecido», según señala un informe sobre el estado de la Twitterosfera realizado por la compañía de márketing Internet HubSpot. Los últimos datos publicados cifran en más de 32 millones las visitas registradas en el portal durante el mes de abril. Sin embargo, es difícil determinar el número exacto de usuarios, dado que se puede acceder desde ordenadores y teléfonos móviles, pero también a través de decenas de aplicaciones informáticas.

¿Y cuál es la clave de este éxito? La simplicidad. «La gente está impaciente por conectarse con otras personas y nosotros se lo ponemos fácil», explican sus creadores en la página web.

Son muchos los famosos enganchados a este fenómeno social. La afición de Demi Moore permitió que una de sus fans no se suicidara; «Voy a conseguir un cuchillo. Me voy a cortar todo el brazo para no perder tiempo», escribió en el espacio de la actriz. Gracias a la conversación que ambas mantuvieron, la Policía pudo localizar a la mujer y evitar la tragedia. Pero es el marido de Moore, el también actor Ashton Kutcher, quien puede ser considerado el famoso que más disfruta con Twitter; llegó a retar a la cadena de televisión CNN a superar el millón de seguidores en la red social. Lo hizo. La cantante Mariah Carey, los actores Ewan McGregor y Robin Williams, el jugador de baloncesto Shaquille O?Neal, la viuda de John Lennon, Yoko Ono, y los tenistas Roger Federer Federer y Andy Rodick son otros ejemplos que confirman que el micro-blogging convence a todos.

La idea es responder en menos de 140 caracteres a la pregunta «¿Qué estás haciendo?». Mensajes rápidos que se pueden contestar en el transporte público, en la sala de espera del médico o en un descanso del trabajo.