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El parque Miguel Hernández y el auditorio de Vilagarcía tienen fecha de caducidad

Serxio González Souto
SERXIO GONZÁLEZ VILAGARCÍA / LA VOZ

PUERTOS

La concesión que la Autoridad Portuaria puso en manos del Concello por un canon simbólico expira en el 2028

26 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Que las dos principales instituciones de Vilagarcía de Arousa hayan retomado la senda del diálogo, en la que cabe la discusión tanto como la adopción de acuerdos, se antoja sumamente razonable para la correcta administración de los asuntos públicos en la ciudad. Desde luego, para que el Concello y la Autoridad Portuaria den cumplimiento, 24 años después, a las últimas disposiciones del protocolo que en su día firmaron Javier Gago y Manuel Bouzas. Básicamente, gracias a la apertura del muelle de O Ramal y a la creación en él de una estación náutica. Pero también para que lo que los dos predecesores de Alberto Varela y José Manuel Cores Tourís sí desarrollaron en su momento tenga continuidad en el tiempo. La apertura del parque Miguel Hernández en el verano del 2002, sobre todo, y la construcción del voluminoso auditorio municipal, que estrenó su primera temporada un año más tarde, marcaron un antes y un después en la recuperación de aquellos rellenos que alejaron definitivamente el mar de la avenida de A Mariña. Pero, aunque es raro que se piense en ello, todo tiene su fecha de caducidad. También la concesión administrativa que hizo posible ambos espacios y expirará en el 2028.

Nada de precios simbólicos

Teniendo en cuenta que quedan todavía seis años por delante, la cuestión no tendría mayor recorrido que la espera paciente ante el paso del tiempo y la firma, cuando tocase, de la ampliación de la concesión en las mismas condiciones en las que se pactó, cuando el siglo XX daba sus últimos coletazos. Sucede que las cosas pueden no resultar tan sencillas. A la hora de abordar la venta de la parcela de la antigua Comandancia Naval, donde se construirá el nuevo centro de salud, y de una parte de O Ramal al Concello, el presidente portuario, José Manuel Cores Tourís, dejó bien claro que la actual Ley de Puertos del Estado impide una operación de estas características por un precio simbólico, como se hizo entonces, con el pago de una peseta por metro cuadrado y año por los 23.695 metros cuadrados de la parcela conjunta. Cabe preguntarse si este obstáculo impera también para aquellos terrenos que ya funcionen bajo una concesión simbólica. Es decir, tal vez no sea factible una nueva concesión en aquellos términos, pero sí prorrogar la que se dio en su día.

La disposición del Puerto

La respuesta, a seis años vista, queda pendiente de lo que dictaminen los técnicos cuando el 2028 se aproxime. «Llegado el momento, habrá que analizar y estudiar la mejor alternativa desde el punto de vista técnico y jurídico, entre las posibilidades que prevé la ley», apunta el equipo de Cores Tourís. Eso sí, su intención es que, una vez concluido el plazo de la concesión en vigor, «los terrenos del parque Miguel Hernández y del auditorio puedan seguir siendo gestionados por el Concello de Vilagarcía para su disfrute por parte de la ciudadanía». El propósito del Puerto es, por lo tanto, que la gestión de ambos continúe bajo la órbita municipal. Nada extraño, puesto que, de otra forma, tanto el mantenimiento de los jardines como el funcionamiento del contenedor cultural tendrían que ser asumidos por las arcas portuarias. Y no parece, desde luego, que los puertos, centrados desde hace años en sacar adelante sus números en cuanto al movimiento de mercancías y el saneamiento de sus cuentas, vayan a dedicarse a programar música y teatro, por no hablar del conservatorio, los seminarios o los locales de ensayo que también acoge el edificio diseñado por César Portela.

La opinión del Concello

El equipo del alcalde Alberto Varela, por su parte, está convencido de que existen fórmulas que permitirán que el Concello siga gestionando dos espacios tan consolidados al margen de cualquier trabajo portuario durante una treintena de años, como el parque y el auditorio, sin necesidad de que se desembolse un canon al uso por ellos.

Volviendo al razonamiento inicial, la sintonía es buena cosa, especialmente cuando se trata de tomar decisiones de calado. Pero no siempre ha sido así, como demuestra la experiencia más reciente. Cuando el 2028 se asome en el horizonte sonarán tambores electorales —en el 2027 se celebrarán comicios municipales— y, o el tono político ha cambiado para entonces, o cualquier tema será susceptible de ser convertido en munición dialéctica. Tiempo hay para cerrarlo antes.

MONICA IRAGO

  • El mayor jardín de la ciudad. El parque Miguel Hernández comenzó a ser disfrutado por los vilagarcianos en el 2002. El arquitecto Eugenio Jiménez Passolas diseñó sobre el recinto original de Fexdega los mayores jardines de los que dispone la ciudad, con 18.000 metros cuadrados que multiplican por cuatro la superficie del parque de A Xunqueira. La inversión ascendió a 1,2 millones. Sustituir su maltrecho enlosado costará 375.000 euros.

MONICA IRAGO

  • El contenedor cultural. Diseñado por César Portela, entre su construcción y la sustitución de la pizarra que conforma su fachada la Xunta invirtió más de seis millones de euros. Fue inaugurado en el 2003. Además de la programación cultural, alberga el conservatorio de Vilagarcía, las oficinas de la concejalía de Cultura, los locales de ensayo, aulas, seminarios y el almacén de las brigadas municipales.