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Alarma en A Coruña por un incendio en un buque mercante en el puerto interior

David García Cachón A CORUÑA / LA VOZ

PUERTOS

Incendio en el mercante URA, en el puerto de A Coruña F. Molezún

El fuego en un carguero atracado, que provocó un amplio despliegue de servicios de emergencia, hizo recordar otras tragedias marítimas y pone de relieve la necesidad de trasladar la actividad al puerto exterior

29 jun 2021 . Actualizado a las 21:54 h.

A Coruña temió una vez más de convertirse en el escenario de una catástrofe marítima poco después de las 12.30 horas, cuando se declaró un incendio en un carguero que se encontraba amarrado en el muelle del Este. El incidente acabó en un susto de los importantes pero sin ir más allá en cuanto a consecuencias para los tripulantes, el puerto o la ciudad. Sin embargo, dejó constancia una vez más de la necesidad de dotar al puerto exterior de las infraestructuras necesarias para que su operatividad sea la máxima posible y se cumpla uno de los objetivos con los que se creó, evitar el trasiego por la bahía coruñesa de barcos de grandes dimensiones y en ocasiones con mercancías peligrosas, dotando de mayor seguridad a la ciudad y sus habitantes, además de las cuestiones medioambientales.

Un incendio originado en el camarote del capitán del barco español URA, en la segunda cubierta, mientras se realizaban tareas de reparación mediante soldadura, provocó una intensa humareda visible casi desde cualquier punto de la ciudad y el temor a una nueva tragedia.

La rápida activación de los protocolos de autoprotección del puerto con la participación de Salvamento Marítimo, remolcadores y los bomberos evitó males mayores.

El remolcador Sertosa Veintiocho, de Ibaizábal Norte, permaneció en la zona lanzando agua en popa, mientras los bomberos, utilizando una escalera, sofocaban las llamas en el interior desde estribor. En la zona se concentraron cinco vehículos de bomberos y también agentes de la Guardia Civil y de la policía portuaria. Durante las operaciones para enfriar el casco, que llegó a alcanzar temperaturas de más de 800 grados, y acceder a la zona donde se originó el fuego se escuchó una explosión, según señalaron debido al estallido de una bombona de oxígeno que se encontraba en el interior del buque. 

El incidente se saldó con la atención médica a dos operarios por inhalación de humo y el traslado de uno de ellos al Chuac, aunque su situación no parecía revestir gravedad, y daños materiales que afectaron a la zona alta del barco. A las 14.00 horas se daban por controladas las llamas, aunque los bomberos actuaron hasta casi las 16.00.

La intensa columna de humo provocó inquietud entre los ciudadanos, que volvieron a ver la sombra del Urquiola y del Mar Egeo planeando sobre la ciudad. En este caso, la situación era un tanto diferente al encontrarse amarrado, con una carga no tan peligrosa (palanquilla, barras de acero) como la que transportaban los dos petroleros que naufragaron en aguas coruñesas, y no existir riesgos de hundimiento ya que el fuego se originó en la parte alta del buque y fue rápidamente controlado por los servicios de emergencia. A pesar de que la intervención evitó que el suceso tuviese consecuencias peores, se desplegó una barrera anticontaminación alrededor del URA. El suceso sorprendió a Martín Fernández Prado, presidente del Puerto, en medio de un Consejo de Administración que abandonó para desplazarse hasta el muelle y observar de cerca la evolución de los hechos. También estuvo el edil de Seguridad Ciudadana, Juan Ignacio Borrego.

Fernández Prado se acercó al lugar para seguir las operaciones de extinción, que despertaron inquietud entre los residentes más cercanos a las instalaciones portuarias debido a la visible humareda que se extendió por la zona. Según señaló, aunque se confía en que no se produzcan vertidos, se  activó el plan de seguridad y emergencias.  

El concejal de Seguridad Ciudadana, Juan Ignacio Borrego, que el fuego se inició cuando se estaban realizando labores de soldadura. Según una evaluación inicial, las llamas calcinaron zonas del área de los camarotes y de la enfermería. 

El Prestige

La catástrofe del Prestige en el 2002 reactivó los planes para alejar el tráfico de grandes embarcaciones de mercancías del puerto interior y enviarlos a una infraestructura más alejada de la ciudad, lo que tuvo como resultado el puerto exterior de punta Langosteira.

Además de dotar a la Autoridad Portuaria de una infraestructura más moderna, el objetivo de esta nueva instalación portuaria era evitar catástrofes medioambientales en las cercanías de la ciudad. A pesar de que la actividad de Langosteira se incrementa año tras año y cada vez son más las empresas que desarrollan su actividad en el puerto exterior, en la bahía coruñesa continúan entrando de manera continuada embarcaciones con diversas mercancías, por lo que el riesgo de una nueva tragedia sigue ahí.

Repsol comenzó hace tres meses la obra del nuevo poliducto entre la refinería y el puerto exterior, una actuación, que junto con la construcción de un pantalán de 520 metros de longitud, permitirá que dentro de unos años la petrolera abandone sus instalaciones en el muelle de San Diego y, con ello, la ciudad vea aumentada su seguridad frente a un posible incidente. Otras compañías esperan por otra infraestructura para poder confirmar su traslado al puerto exterior. Se trata del enlace ferroviario entre la red general y las instalaciones de punta Langosteira, un proyecto demandado desde hace años y que ahora está más cerca de convertirse en realidad. El Gobierno central espera que en julio se reciban los fondos Next Generation con los que se financiarán los más de 150 millones de euros que costar el trazado y su licitación se espera para otoño, con un final de obra previsto para el 2026.

La ciudad, a la espera

Mientras el proyecto del tren a punta Langosteira parece que avanza lentamente, la liberación de los muelles interiores y su transformación para abrirlos a la ciudad sigue en compás de espera.

Los convenios firmados en el 2004 ya no están vigentes y esperan una nueva versión que debe ser acordada por las Administraciones implicadas para acordar hacia dónde se encaminará el futuro de estos terrenos, las competencias de cada institución y las fórmulas de financiación para dotar a esta zona de una nueva vida. El Ayuntamiento prevé que en julio se vuelvan a reunir todos los agentes inmersos en el futuro de la fachada marítima, pero por ahora no hay fecha para el encuentro.