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El cerco habla de «catástrofe» y piensa ya en un paro biológico

e. a. REDACCIÓN / LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

MONICA IRAGO

Hay barcos para los que el jurel supone el 60 % de sus capturas

14 dic 2022 . Actualizado a las 08:46 h.

Si hay un segmento de flota al que la «larga, compleja y difícil negociación» —calificativos de Planas— ha puesto en un escenario complicado, ese es el cerco. Unas 150 embarcaciones gallegas que se verán privadas de capturar al norte de Fisterra, en la zona 8c, ya no una de sus principales especies, sino «a especie», apunta Manuel Suárez, portavoz de la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga). Una «catástrofe» cuando el jurel supone el 40 % de las descargas. Y para alguno de los 120 barcos que pertenecen a la asociación la dependencia es del 63 %. De ahí que Suárez ya esté hablando de paro biológico de tres meses para una flota que no entiende que se adopte una medida así sin plantear siquiera un plan de recuperación, como se hizo con la sardina. Precisamente, aumentar el cupo de ese otro pelágico es lo que esperan en la Cooperativa de Vigo. Es cierto que los cerqueros de esa provincia no sufrirán tanto las limitaciones, dado que, curiosamente, al sur de Fisterra sí se podrá hacer pesca dirigida al jurel. Es más, la cuota para esa zona (9a) para el 2023 se incrementará un 15 %, hasta superar las 40.000 toneladas.

De ahí que en un puerto como el de Ribeira, que queda entre las dos zonas, modulen ese impacto. No restan gravedad a que solo se pueda pescar de forma accidental una especie «importante para a facturación» como es el jurel, admite María José Casáis, gerente de la Cooperativa de Ribeira, pero confían en suavizar el bache con la subida de la xarda, la mejoría de la sardina y otras medidas que se puedan adoptar.

Las medidas adoptadas para el jurel también afectan al arrastre, aunque es cierto que para este segmento de flota ya había perdido importancia en la composición de las capturas, explica Juan Carlos Corrás, gerente de la coruñesa Pescagalicia. Además, dejando al margen la cuestión de la cigala —que llevan ya seis años sin poder capturar—, dispondrán de más cantidad de merluza, de rape, de rapante y mantendrán las posibilidades de lenguado y abadejo. Incluso dispondrán de más lirio para las parejas, hace ver María José Casáis.

Por esos mismos incrementos se prevé calma chicha entre las artes menores, con excepción de la flota que va a la anguila. Y los anguleros. Son más de 60 embarcaciones que se ven en la tesitura de tener que pagar los platos rotos de otros países que no hicieron los deberes. Estos pescadores deberán observar tres meses de veda más, adicionales a los otros tres de paro que ya tenían.

Cuota de bacalao

Aunque son menos unidades, la flota bacaladera —de la que Arvi acapara más de la mitad de las que tiene España— tampoco sale demasiado bien parada de la negociación. Pero en este caso no por los Veintisiete, sino por el bloqueo de Noruega, que se resiste a fijar la cuota de bacalao de Svalbard que le corresponde a los barcos comunitarios. Cepesca ensalzó la declaración firmada por España, Francia, Alemania, Polonia y Portugal lamentando la actitud de Oslo y desde la patronal urgen a Noruega a retomar las consultas con la UE para que antes de marzo se pongan a disposición de la flota europea las 5.143 toneladas que no se pudieron pescar por decisión unilateral del país nórdico.

De lo que no se ha hablado en el Consejo es de esas 87 vedas que la Comisión ha sembrado por el Atlántico desde el golfo de Cádiz hasta Irlanda que el sector espera ver reajustadas en breve.