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Una semana un poco loca entre Madrid, Sevilla, Cádiz, Bruselas y Burela

Basilio Otero DIARIO DEL PRESIDENTE DE LAS COFRADÍAS

PESCA Y MARISQUEO

Basilio Otero, días atrás, en la Interfederativa de la Cofradías del Cantábrico Noroeste celebrada en Burela
Basilio Otero, días atrás, en la Interfederativa de la Cofradías del Cantábrico Noroeste celebrada en Burela PEPA LOSADA

Diario del presidente de las cofradías españolas

04 dic 2022 . Actualizado a las 14:24 h.

Esta semana larga empezó normal y terminó como una película de los hermanos Marx. Comenzó con un avión el lunes hacia Madrid para asistir a la presentación de «El país más rico del mundo», la nueva campaña del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para promocionar el consumo de productos del campo y del mar. La verdad es que el vídeo de los productos del mar, protagonizado por cuatro jóvenes cocineros, es bonito; el de promoción general es espectacular como pocos.

El lunes por la tarde, tren a Sevilla para asistir el martes a un encuentro del sector pesquero andaluz. La Federación Andaluza de Asociaciones Pesqueras y la Federación Andaluza de Cofradías de Pescadores me invitaron al acto de inauguración, donde hice hincapié en la necesidad de la unión de todo el sector pesquero para afrontar los retos que tenemos.

Por la tarde cogí el tren para Cádiz pues el miércoles tenía ponencia en Innovazul. Me tocó una mesa redonda sobre el aprovechamiento de futuro de los recursos naturales. Me llamó la atención porque, a pesar de ser el Encuentro Internacional de Conocimiento y Economía Azul, con más de 200 ponentes en un congreso de cinco días, solo se habló de pesca en esta mesa redonda. De hecho, el único ponente de pesca era yo y así se lo hice saber a la organización

Calor en Cádiz y yo con paraguas

No me acordé de pedirle antes a la organización habitación para esa noche y lo hago desde el tren. Me dicen que no tengo dos noches en el mismo hotel, me preguntan si me importa y les digo que no. Lo que no sabía es que uno estaban a dos kilómetros de distancia del otro. Es igual, Cádiz se anda bien que es llano. Pero, claro, con el calor que hacía y yo por la calle con un paraguas... No es muy habitual, se entiende que la gente me mirase raro.

El jueves, tren a Madrid a las seis de la mañana, pero ese día sí llovía en Cádiz, y menos mal que tenía el paraguas. Pasé por la oficina de la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores y asistí por videoconferencia a una ponencia de un proyecto de Cepesca, una sesión formativa sobre «Capacitación en normativa europea orientada a Red Natura 2000 marina: gestión y gobernanza». Una participación breve porque tenía que marchar a coger un avión.

Dudo si ir en taxi o en metro porque voy justo de tiempo y opto por el primero. En Canalejas lo cojo y ya atasco. Me queda una hora para embarcar y llegar a la T2 del aeropuerto Madrid-Barajas. El atasco dura 20 minutos y llegamos a las 14.00 horas, cuando solo me quedan 15 minutos para el embarque. Ya en la zona de facturación, hay una cola que da tres curvas  y solo dos cintas de control abiertas... ¡No puede ser, madre mía, verás cómo no llego...!

Vaya lío para coger a tiempo el avión hacia Bruselas

Poco a poco voy lográndolo, me meto para la cinta 5 y empiezo con el chaquetón, la americana, el reloj, el billetero, el ordenador, el neceser, la mochila y la maleta: cuatro cajas. Con lo despistado que soy, paso y me toca la alarma aleatoria. Buenooooo... Tirita por las manos por arriba, por abajo, cintura y adelante, ya están las cuatro cajas esperándome. Recojo y reviso que no me quede nada. Creía que lo tenía todo hasta que voy a ponerme el abrigo y me sale disparado el reloj que, gracias a dios, no se rompe. Corro hacia la puerta E67, la del vuelo a Bruselas, rumbo a la reunión del dialogo social a encontrarme por segunda vez con el eurocomisario de Medio Ambiente, Océanos y Pesca.

En el vuelo tuvimos la suerte que en el asiento del medio no venía nadie y llegamos al acuerdo entre el pasajero de la ventana y yo de utilizarlo para la ropa de abrigo. Amablemente, la azafata me ofrece llevarme el abrigo al ropero para que no tengamos tanta ropa en el asiento. Los habitáculos de maletas van a tope, como siempre y, tras un vuelo tranquilo, abren puertas y fuera todo el mundo. Recojo todo, creía yo, y cuando voy por el finger siento a unos taconeos rápidos, me aparto para no interrumpir y pasa a mi lado a la amable azafata como un fuego. ¡Anda, pero si es mi americana! Perdone, que es mía. Qué bien que se dio usted cuenta, yo iba tan tranquilo.

Sinkevicius no hace caso

El viernes, reunión con el comisario Virginijus Sinkevicius. Sin chicha ni limoná y, como siempre, no hace caso ninguno de lo que se le dice. Al final le regalaron unos calcetines hechos con hilo de redes de pesca recicladas. Vuelta a casa por la tarde. ¡Oh, oh, otra vez avión, sí!. Llegamos al aeropuerto Juan Manuel Trujillo, de CC.OO., que estaba en la reunión como presidente de ETF, la Federación Europea de Trabajadores del Transporte, y yo. En la sala de Iberia donde nos encontramos con Daniel Voces, de Europeche, y Lojo, de UGT que también estaban en la reunión con el eurocomisario. Daniel y yo nos vamos al embarque, y Trujillo se queda porque sale media hora más tarde.

Bajamos hacia las puertas de las que estamos a 7 minutos y llegando saco el DNI para poder embarcar. Quedan 5 minutos, cojo el billetero y no está el DNI en su sitio. ¡Madre mía, no puede ser! Me tranquilizo porque siempre viajo con el pasaporte en la mochila y es cuestión de ir a sacar otro a la Policía Nacional, pero no noto peso en la espalda. ¡No llevo la mochila, me quedó en la sala! Le dejo a Daniel la maleta y empiezo la huida hacia lo imposible por el aeropuerto de Bruselas, cual hoja que lleva el vendaval. Entro como un obús en la sala, cojo la mochila y vuelta a la puerta en una carrera en la que creía que me moría, pero si perdía el avión era yo quien estaba perdido porque al día siguiente tenía que volar otra vez, a casa, donde se celebraba la elección de presidente de la Federación de Cofradías de Lugo.

Reelegido presidente de la federación de Lugo

Consigo estar a tiempo en la puerta de embarque, pero entre el esfuerzo y la mascarilla me da un ataque de tos. Por cierto, el DNI estaba en otro sitio y lo utilizo para entrar en el avión. Me siento, con el corazón en un puño, la respiración a mil y la gente mirándome raro. Llego a Madrid a las 22.30, al hotel a dormir y a las seis de la mañana de vuelta al aeropuerto para volver a casa, a Burela, adonde llego a las 10.30. A las 11.00 empezamos la reunión de la Federación Provincial de Lugo, en donde salgo reelegido presidente, con el patrón mayor de San Cibrao, Javier Sánchez, de primer vicepresidente y el de Celeiro, Domingo Rey, como segundo vicepresidente. Agradecer su trabajo a José Ramón y a Leo, que salen, y dar la bienvenida a Jorge y Alberto, que entran.

Como decía al principio, un fin de semana un poco loco. Comed pescado que es sano y saludable