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Pelágicos de otros países «siembran» el Cantábrico de bonitos podridos

Somos Mar REDACCIÓN/ LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

Vídeos muestran cómo se cuelan en redes de barcos gallegos y les machacan su pesca

06 oct 2022 . Actualizado a las 04:49 h.

Cada vez con menos barcos y con las cuotas dando más de sí que en los cuatro años anteriores, continúa en el Cantábrico la costera del bonito del norte. Han vuelto a alejarse de Galicia los bancos de Thunnus alalunga y, con ellos, los pesqueros españoles que lo capturan artesanalmente, uno a uno, con anzuelo, así como los arrastreros pelágicos franceses e irlandeses que lo atrapan con redes que peinan la superficie del mar. De estos últimos quedan huellas tan indeseables como los centenares de bonitos podridos con los que «siembran» el mar, causándoles perjuicios y daños a los arrastreros gallegos de litoral que los cogen en sus aparejos sin querer y sin poder evitarlo.

A los pelágicos, arte prohibido en España, de esos dos países la Comisión Europea les permite tirar los túnidos, sin descontar de sus posibilidades de capturas, para evitarles los «costes desproporcionados de almacenaje y manipulación en mar y tierra». No aplica la misma vara de medir con las de la flota española, pese a que los túnidos putrefactos les machacan su pesca y, como los atunes blancos de los que se deshacen los pelágicos, tampoco tienen salida comercial para consumo humano.

Tripulantes de un arrastrero de litoral con base en un puerto de Galicia documentan con vídeos y fotografías la desagradable, pero no inusual, sorpresa con la que se toparon al recoger el copo. Las imágenes revelan que largaron sus redes en una zona donde se habían acumulado decenas o cientos de bonitos podridos descartados por los pelágicos. Y cuando izaron las redes y abrieron los copos comprobaron que había tantos o más que los lirios o bacaladillas, lo que en realidad querían capturar. No solo perdieron la mayoría de lo que iban a pescar, viéndose privados de esos ingresos el armador y la dotación, sino también el trabajo, más los daños en el aparejo.

Cuando los pelágicos consideran que los túnidos que cayeron en sus redes se han deteriorado tanto que ni ellos conseguirían venderlos, los tiran por la borda. Oficialmente solo pueden descartar sin declarar el 5 % de sus cuotas nacionales, unas 5.630 toneladas la de Francia y casi 3.180 la de Irlanda. Días atrás, un inspector de pesca del Gobierno español obligó a una pareja gallega de arrastreros a declarar unas 18 toneladas de lirio machacados por bonitos putrefactos. Pese a que no valían para comercializar, la inspección le advirtió que no podían descartarlas, debiendo restarlas de la cuota del barco y contabilizarlas como si fuese a obtener beneficios, los 13.000 euros que podría percibir vendiendo esa cantidad en lonja.