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La flota gallega mira con envidia a la irlandesa por las ayudas al desguace

S. S. REDACCIÓN / LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

Pesqueros de litoral y de Gran Sol amarrados en el puerto de A Coruña el pasado marzo porque el combustible se había disparado
Pesqueros de litoral y de Gran Sol amarrados en el puerto de A Coruña el pasado marzo porque el combustible se había disparado ANGEL MANSO

Armadores claman por una retirada «digna» ante la oleada de problemas

12 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

«Intentamos capear o temporal, pero toca reinventarse para saír adiante, porque agardar milagres que resolvan os problemas non é a solución. Canto máis tarde a Administración en escoitarnos e promover o plan de axuste voluntario que pedimos desde o sector para ser competitivos e reter e atraer persoal, máis grandes serán as consecuencias económicas e sociais». Pidiendo preservar su identidad, un armador gallego resume así el clamor de la flota española por un equilibrio sostenible de todos sus segmentos para adaptar su capacidad a las posibilidades de capturas en un contexto donde la sacude una oleada de problemas.

Por eso, reconocen que miran con envidia a sus colegas irlandeses, cuyo Gobierno acaba de recibir el beneplácito de la Comisión Europea para destinar hasta 60 millones de euros al desmantelamiento voluntario de embarcaciones con intención de contribuir a la viabilidad de las que continúen. Informaciones públicas añaden que el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Marina de Irlanda, cuyo titular es Charlie McConalogue, requiere a los propietarios de los barcos desguazados que garanticen compensaciones a la tripulación por la pérdida de sus empleos.

Los 60 millones para desguazar algunos de los 2.000 barcos de Irlanda multiplican por casi seis los 9 millones de euros inicialmente consignados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para los 7.852 pesqueros españoles activos. 

Pendientes de Pesca

Que concrete cómo distribuirá ese dinero del Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMPA) lo esperan impacientes armadores de buques que faenan en caladeros internacionales del Atlántico noroccidental (arrastreros de Terranova) y del nororiental (arrastreros, volanteros y palangreros de fondo en Gran Sol y de superficie en el norte), así como en los nacionales (arrastreros de Galicia y del Cantábrico, cerqueros gallegos y buques de artes menores).

Cuando una empresa deja de ser rentable, al propietario le queda pelear por seguir a flote o deshacerse de ella para no arruinarse. Y en ese brete están decenas de armadores gallegos y de otras zonas de España. Desde Pesca admitieron haber recibido propuestas para lo que la patronal Cepesca planteó como una salida para abandonar la actividad «dignamente». 

Las causas del desánimo

Meses atrás, el ministerio rechazó planes de reestructuración planteados por arrastreros y cerqueros de litoral, así como por barcos de Gran Sol. Ahora estaría dispuesto a replantearse destinar más dinero del FEMPA a subvencionar desguaces. Queda por ver cuánto y, sobre todo, qué barcos podrían acogerse.

¿Por qué cunde el desánimo y hay tantos armadores dispuestos a tirar la toalla? Si bien la gota que ha colmado el vaso ha sido la inflación derivada de la invasión de Ucrania, con un aumento general de costes y el encarecimiento del combustible, lo cierto es que arrastran problemas desde hace tiempo. Algunos, endémicos, como la falta de tripulantes y de relevo generacional, aunque creen que podría ayudar a resolverlos un ajuste de la flota que potencialmente mejoraría los ingresos de los que continúen y, por tanto, el interés por trabajar en la pesca.

Tampoco son nuevas las continuas restricciones que emanan de Bruselas, condicionando todavía más a un sector muy controlado. Aunque considerado esencial como proveedor de alimentos, se siente maltratado por una Comisión a la que le afea que proteja el medio ambiente sin equilibrarlo con el impacto socioeconómico sobre la flota y las comunidades costeras. Las últimas de la larga lista de medidas que inquietan a los pescadores son el veto a toda la pesca de fondo en 87 áreas de España, Portugal, Francia e Irlanda, la cruzada contra el arrastre de fondo o el incremento de zonas protegidas hasta casi un tercio de las aguas comunitarias.

Siguen peleando los armadores por reconducir otras que emanan de Madrid, como lo que consideran una expropiación de las cuotas que les permiten comprar o la pertinaz negativa a rebajar el IVA de los productos del mar para frenar la caída del consumo.