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Zanjado el enredo de las nasas de pulpo: pueden quedar caladas toda la semana

S. Serantes REDACCIÓN/ LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

Un tripulante de un pesquero de Malpica lanzando nasas de pulpo al mar (foto de archivo)
Un tripulante de un pesquero de Malpica lanzando nasas de pulpo al mar (foto de archivo) Ana Garcia

Pesca le reconoce a la Xunta la competencia exclusiva sobre el marisqueo

26 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

No se acabará, al menos mientras no lo decida la Xunta, lo de dejar las nasas del pulpo caladas en el mar durante toda la semana. Cuando el próximo 4 de julio se reanude la campaña del octópodo en Galicia, las alrededor de 1.200 embarcaciones con permiso para capturarlo no deberán retirarlas y transportarlas a puerto dos días de cada siete. Queda zanjado un enredo que surgió porque el proyecto Real Decreto por el que se Regula la Pesca en Caladeros Nacionales prohíbe esos artes menores para capturar peces, pero regula los únicos que permite, los del marisqueo, y al mismo tiempo los excluye porque su gestión compete a las autonomías.

Suscitó dudas, e incluso alegaciones de expertos, porque un apartado del decreto dice: «Los aparejos y artes de pesca de volanta, rasco y artes menores del caladero Cantábrico y Noroeste deberán retirarse de su calamento y transportarse a puerto durante el período mínimo de descanso semanal de 48 horas».

Ese proyecto legislativo, ya enviado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para que lo dictamine el Consejo de Estado, prohíbe «la utilización de nasas dirigidas a la captura de peces». Sin embargo, regula las únicas que autoriza, las del marisqueo, con las que en Galicia se capturan pulpo (un molusco cefalópodo), nécora, centolla, lubrigante o cangrejo real.

El lío que llevó a interpretar que impediría calarlas continuamente se explica porque Pesca establece que los artes menores de trampa no pueden permanecer toda la semana en el mar. Veta las nasas de captura de peces y, por tanto, no cabría que regulase las otras porque le competen a las autonomías. Aun así, lo hace; eso sí, precisando que de su reglamento de artes de trampa quedan «exceptuados los destinados selectiva y exclusivamente a la captura de marisco».

Desde el ministerio señalan que el real decreto «tiene que leerse en base a las competencias atribuidas a la Administración General del Estado», remitiendo a la disposición final sexta, donde dice que se dicta «al amparo del artículo 149.1.19ª de la Constitución, que atribuye al Estado la competencia exclusiva en materia de pesca marítima». Omite un matiz determinantes porque le corresponde en las aguas exteriores (delimitadas por una línea imaginaria trazada entre los salientes de la costa), pero no en las interiores (las que quedan por dentro), exclusivas de la Xunta.

No hay conflicto competencial

«Estaremos atentos para evitar unha situación que suporía unha nova invasión de competencias da comunidade», advirtieron desde la Consellería do Mar ante la posibilidad de que Pesca pretendiese gestionar las nasas del pulpo, si bien consideraban que el decreto de caladeros «é unha norma que non afecta ás artes que teñen que ver co marisqueo, como son as nasas».

«No hay ninguna invasión en las competencias de las comunidades autónomas en el proyecto de real decreto, puesto que las disposiciones sobre la retirada de los artes menores no son aplicables a las nasas para el marisqueo, como las utilizadas para el pulpo», señalan desde Pesca. En la misma línea, insisten: «No supone ningún conflicto desde el punto de vista competencial» porque la futura norma ha sido elaborada «sin invadir ninguna competencia autonómica en materia de marisqueo, los artes propios de marisqueo, así como las nasas para pulpo».

«No se entiende que, si se prohíben las nasas dirigidas a peces, se regulen las otras», las del marisqueo, una actividad «competencia exclusiva de las comunidades autónomas», alegó el experto gallego Pablo Fernández cuando Pesca expuso el decreto.

Ejerciendo las atribuciones exclusivas en marisqueo y acuicultura que le confieren la legislación nacional y la autonómica, Mar permite dejarlas caladas en buena parte de la costa gallega durante toda la campaña del pulpo, más de diez meses al año.

El octópodo fresco gallego casi dobló el precio en lonja en diez años

La campaña del pulpo del 2020-2021 ha sido la peor en Galicia en lo que va de siglo. A factores climatológicos y a las condiciones oceanográficas se atribuyó un desplome de las descargas al que también habría contribuido recortar a cuatro semanas la veda que le concede Galicia a su cefalópodo más famoso para criar y reproducirse. El pasado 20 de mayo concluyó la iniciada en el verano del 2021 con más de 2,13 millones de kilos vendidos en las lonjas, donde, sin tasas ni impuestos, el kilo se pagó a una media de 9,30 euros. Casi el doble que los promedios de 4,80 y 4,96 de diez años atrás, en las campaña del 2012/13 y en la siguiente.

Casi 20 millones de euros

Son datos remitidos por los gestores de las lonjas a la Consellería do Mar, que a su vez los divulga en la Plataforma Tecnolóxica da Pesca. Los más de dos millones de kilos comercializados en la última campaña dejaron 19,81 millones de euros. Que la anterior fue la más nefasta lo evidencian los 0,9 millones de kilos que en primera venta generaron 7,53 millones de euros, a una media por kilo de 8,32.

En la del 2019/20 se descargaron 1,89 millones de kilos, por un valor de 13,88 millones de euros, a un promedio de 7,31 por kilo. En la anterior se pagaron 19,21 millones de euros por 2,21 millones de kilos, a un promedio de 8,52. Y en la del 2017/18, la que marcó el despegue del pulpo gallego fresco, la media ascendió a 9,88 euros, dejando 1,510 millones por la venta de 1,57 millones de kilos.