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Grandes bancos de bonito del norte en el Cantábrico indican que durará poco

S. Ordóñez REDACCIÓN/ LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

Subasta de bonito en la lonja de Burela
Subasta de bonito en la lonja de Burela xaime ramallal

Avanzan hacia el este, a 160 kilómetros de la costa, seguidos por barcos que pescan cuanto pueden, hasta agotar las 18.162 toneladas de cuota nacional

25 jun 2022 . Actualizado a las 04:45 h.

Pasado el ecuador de mayo zarparon barcos gallegos y de otras comunidades del Cantábrico rumbo a las Azores en busca de los primeros bonitos del norte. El más afortunado fue el Siempre Peco, de Cedeira, que el 1 de junio abrió en Avilés la costera al habitual precio desorbitado que paga Alimerka: 369 euros el kilo por los primeros 106,5 kilos, cuando la media en todo el noroeste no llegó el año pasado a 5 euros. Por cuarto año consecutivo, los grandes bancos de ese túnido ya están en el Cantábrico, lo cual apunta a que la costera del 2022 volverá a durar poco.

Los primeros 2.200 kilos los había capturado el Siempre Peco al noroeste de Azores durante dos semanas en el mar. El 13 de junio llegaron los primeros bonitos a Galicia, vendiendo tres barcos gallegos y dos vascos unos 42.000 kilos en Burela y A Coruña, a unos 8 euros de media. Estos ya habían picado a medio camino entre Galicia y las Azores, de donde, a mitad de primavera, los grandes bancos de Thunnus alalunga empiezan a migrar hacia el norte, en busca de comida. Ahora los desembarcos y la oferta tienden a regularizarse.

Complicado pronosticar

Siguiendo a los cardúmenes, decenas de barcos vascos, cántabros, asturianos y gallegos que este verano cambian sus pesquerías habituales por la del atún blanco. El martes se concentraban unos 140 kilómetros al norte de Asturias y, avanzando hacia el este, este viernes se hallaban repartidos frente a Santander y Bilbao, alejados de las costas entre 140 y 175 kilómetros.

Esta pesquería estival es todo un revulsivo económico para cerqueros, volanteros de fondo o palangreros de superficie con contados cupos de especies que capturan el resto del año. Cierto que pescar bonito a la cacea (curricán) supone un considerable consumo de combustible, pero, aun con el gasoil pesquero más caro que nunca, si la costera sale un poco bien les ayudará a cuadrar cuentas anuales.

Igual que ellos, barcos más pequeños, de artes menores, probarán suerte porque parece que los cardúmenes de ese túnido podrían quedarse otro año más frente al noroeste español y seguir avanzando hasta el golfo de Vizcaya, para retornar al final del verano siguiendo el mismo camino. Complicado pronosticarlo porque, entre otros factores, dependerá de la temperatura del agua, ligada a su vez con la abundancia de los pequeños pelágicos que comen esos túnidos.

Pesca olímpica

Que el bonito quede en el noroeste español, sin avanzar hacia el norte, como solía hasta el 2017, ha beneficiado en los últimos años especialmente a la flota vasca y cántabra que lo pesca con cebo vivo. Sin cupos individuales ni topes diarios o semanales de capturas, la costera se ha convertido en el paradigma de la pesca olímpica. Cada barco coge todo lo que puede, sin más límite que las cantidades que sea capaz de guardar refrigeradas a bordo. La mayoría procura faenar todo lo posible, acortando incluso descansos, y, en ese escenario, siempre tienen las de ganar los de cebo vivo porque su capacidad de capturas diaria multiplica a los de cacea o curricán, en su mayor parte, gallegos y asturianos.

Que el bonito quede en el noroeste español, sin avanzar hacia el norte, como solía hasta el 2017, ha beneficiado en los últimos años especialmente a la flota vasca y cántabra que lo pesca con cebo vivo. Sin cupos individuales ni topes diarios o semanales de capturas, la costera se ha convertido en el paradigma de la pesca olímpica. Cada barco coge todo lo que puede, sin más límite que las cantidades que sea capaz de guardar refrigeradas a bordo. La mayoría procura faenar todo lo posible, acortando incluso descansos, y, en ese escenario, siempre tienen las de ganar los de cebo vivo porque su capacidad de capturas diaria multiplica a los de cacea o curricán, en su mayor parte, gallegos y asturianos.

Con todos los reparos e incertidumbres, cobra fuerza entre pescadores gallegos y sus representantes la posibilidad de repetir una costera tan o más breve que las anteriores. Para los que más capturan significa ganar más en menos tiempo y con menos gasto, y no solo porque el gasoil esté por las nubes, sino también por víveres y otros insumos, como la carnada de los de cebo. Para los demás, cuanto más corta sea la campaña, menos oportunidades de sumar ingresos. 

La costera acabó el año pasado el 16 de agosto y en esta la flota puede pescar 18.162 toneladas

Como referencia, la campaña bonitera más breve de la historia en España fue la del 2021, cuando finalizó el 16 de agosto, tres días antes que la del año anterior, nueve antes que las del 2019 y siete antes que la del 2018. En el 2017 había rematado el 13 de octubre y en el 2016, el 5 de ese mes, fechas hasta la que acostumbra a durar en los años anteriores.

De acuerdo con la cuota adaptada de este año que le transmite el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación a la flota del noroeste, este verano pueden capturar un máximo de 18.162 toneladas de bonito del norte, 1.235 más que el año pasado.

Son parte de las 28.653 asignadas a la Unión Europea (UE) por el Instituto Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT, por sus siglas en inglés), que estableció en 37.800 toneladas las posibilidades de pesca de Thunnus alalunga en el Atlántico norte durante el 2022. Además de los pesqueros españoles, los de Francia tienen opción a pescar hasta 5.627 toneladas, los de Irlanda hasta 3.174 y los de Portugal hasta 1.962.

El máximo se pagó en Burela

No marcan tendencias las cotizaciones máximas en las primeras ventas de bonito, pero sí son indicativas del interés con el que se espera. El tope gallego del 2022 lo marcaron los 15,20 euros por kilo pagados el 13 de junio en la lonja de Burela, mercado autonómico de referencia. Aun con contada flota en la costera, el año pasado distribuyó seis de cada diez piezas vendidas en Galicia.