Se han hecho docenas de bromas, no siempre bien intencionadas y en algunos casos producto de la envidia, sobre Santiago y el mar. O sea, de la inevitable ausencia del mar en la capital de Galicia. Pero todo no se puede tener. Esa lejanía de las olas sí ha hecho que los temas relacionados con los océanos nunca cuajaran en Compostela o su entorno excepto cuando sonaban las trompetas de la catástrofe en la costa. Y así pasan desapercibidas iniciativas que son no solo bonitas sino mucho más importantes de lo que parece porque siembran futuro. Y las tierras compostelanas tienen la obligación de mirar el futuro, no dedicarse únicamente a contar peregrinos que algún día pueden dejar de venir.
Entre esas ideas que no han remontado el Sar figura la iniciativa de Marine Steward Council (MSC) y Teachers for Future Spain que, aprovechando el Día Mundial de los Océanos recientemente celebrado, movilizó a más de diez mil alumnos de entre 6 y 12 años de toda España —gallegos incluidos, por supuesto— a favor de la pesca sostenible. Y esos estudiantes enviaron cartas a las cofradías de Galicia, Asturias y Cantabria.
¿Qué decían las misivas? Pues daban las gracias por practicar esa pesca sostenible y respetuosa con el medio marino, «para asegurar un océano lleno de peces para ellos y las generaciones futuras, así como haciéndoles preguntas sobre su profesión y su modo de vida», en palabras de la organización.
¿Y qué tiene eso que ver con Santiago? Respóndase usted mismo cuando vaya al mercado a comprar pescado. Porque si la pesca no es sostenible, usted y yo continuaremos tomando rape a la plancha o caldeirada de vez en cuando. Nuestros hijos conocerán uno y otra en un vídeo de Youtube.