Patrocinado porPatrocinado por

«No están claras las ventajas» de vetar la pesca en el 30 % de las aguas de la UE

S. S. REDACCIÓN/ LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

Pescadores como estos que semanas atrás descargaban sus capturas en O Son son proveedores de un alimento sano, sostenible y que contribuye a mitigar el cambio climático
Pescadores como estos que semanas atrás descargaban sus capturas en O Son son proveedores de un alimento sano, sostenible y que contribuye a mitigar el cambio climático CARMELA QUEIJEIRO

Científicos echan en falta pruebas de que mejore las poblaciones de peces

26 dic 2021 . Actualizado a las 04:45 h.

Que «la pesca no es lo único que ejerce presión sobre el ecosistema y que nadie culpa a los pescadores del estado crítico en que se encuentran los océanos» lo reconoce hasta Virginijus Sinkevicius, comisario de Pesca en la Unión Europea (UE). Constatado que otros muchos factores ajenos a la flota «amenazan la recuperación de las poblaciones de peces», la Eurocámara ha instado a la Comisión Europea a estudiar esos impactos. Aun así, Sinkevicius y el Europarlamento hacen suyos los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para mitigar el cambio climático. Dentro de su Estrategia Biodiversidad 2030, se proponen vetar la pesca en el 30 % de las aguas comunitarias. Sin embargo científicos como Mark Dickey Collas, presidente del ICES (siglas, en inglés, del Consejo Internacional para la Exploración del Mar), la institución a la que la Comisión le confía las claves de la gestión pesquera, constatan que «no están claras las ventajas, no tenemos suficientes pruebas».

Así respondió a la pregunta que lanzó Ernesto Penas, del grupo de expertos en pesca de la Oficina Europea de Conservación y Desarrollo (EBCD, por sus siglas en inglés), cuando moderó el foro virtual «Alimento do mar: a estratexia saudable e sostible», organizado por la Xunta y por la EBCD. Visto que en la UE impera lo verde y, por tanto, el «muy probable» acuerdo de «proteger de la pesca» casi un tercio de los mares comunitarios, Penas se hizo eco de «cierta polémica» sobre si mejorará o reducirá la producción de alimentos del mar.

Ahora se pesca en algo más del 90 % de las aguas comunitarias, pero, según un estudio del ICES que citó Collas, si se limitase hasta el 80 % e incluso hasta el 70 % «podemos conservar gran parte de las capturas». Sin embargo, se declaró «encantado» de la que UE le solicite al organismo científico que dirige un estudio sobre «esas supuestas ventajas» de las reservas marinas en la reproducción de peces.

«Guerra abierta» por los peces

Importa constatarlo porque, en plena lucha contra el cambio climático, el planeta se enfrenta al reto de elevar un 56 % la producción de alimentos para nutrir a los 10.000 millones de habitantes que poblarán la Tierra en el 2050. Según informes citados por la patronal Cepesca, «solo podrá conseguirse» con proteínas de los productos pesqueros, por su bajo impacto ambiental frente a otras industrias agroalimentarias. Y cobra todavía más relevancia cuando la pandemia ha confirmado al pescado como básico. Más en un contexto internacional donde se libra una «guerra abierta y desleal para acaparar los recursos marinos con sus flotas, en muchos casos ilegales», alertó semanas atrás Juan Manuel Liria, presidente de la patronal Cepesca.

Volviendo al simposio virtual de EBCD y la Xunta, Ray Hilborn, catedrático de Ciencias Acuáticas en la Universidad de Washington, también se pronunció sobre la influencia de las áreas marinas protegidas. Comenzó mostrándose «escéptico», pero tras recordar «que sabemos que se puede aumentar el rendimiento en determinadas circunstancias si hay sobrepesca grave», afirmó que con ellas «se va a perder productividad».

Manuel Barange, director de la División de Política y Recursos de Pesca y Acuicultura de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) tampoco eludió la pregunta de Penas. «Es una propuesta política, no técnica», matizó, antes de abogar por una gestión «eficiente del 100 % de los mares y ríos». En su opinión, las reservas marinas deberían establecerse teniendo en cuenta «el contexto».

Restringir sale a cuenta

A Lorella de la Cruz, subjefa de unidad en el área de Economía Azul, Acuicultura y Ordenación del Territorio Marítimo de la Dirección General de Asuntos Marítimos y Pesca de la Comisión Europea, le tocó en el foro virtual defender la posición oficial. «Garantizar la pesca eficiente en todo el mundo» es la meta. Aboga por una visión a corto y largo plazo y, como ejemplo, citó la Política Pesquera Común (PPC) y su efecto «positivo de rendimiento y rentabilidad». Fue más allá al sostener que cuando se restringe «no solo se reduce la actividad, sino que aumenta». Y matizó que en las áreas marinas protegidas «no es cuestión de excluir pesquerías, sino de ver cuáles se pueden» permitir.

En su resumen de los mensajes de los nueve participantes en el seminario, Penas constató que la producción de pescado «debería aumentar» porque el planeta «lo necesita» para alimentarse. Acuicultura y una «gestión adecuada del 100 %» de los océanos «puede mejorar el rendimiento».

Esa «gran obsesión conduciría a menos alimentos sanos»

«Para conservar la diversidad biológica y garantizar un futuro sostenible para la industria pesquera, es preciso establecer sistemas de zonas protegidas por los gobiernos que sean integrales, eficaces y de gestión equitativa», proclama la ONU en su ODS número 14, el dedicado a la vida submarina. Esos objetivos «no son jurídicamente obligatorios», pero su conservación y uso sostenible «son fundamentales, especialmente para los pequeños Estados insulares en desarrollo». Y añade que los océanos y las costas «son extremadamente vulnerables a la degradación ambiental, la sobrepesca, el cambio climático y la contaminación».

Sobre lo que supone su Estrategia Biodiversidad 2030 en los ecosistemas marinos, la Comisión Europea justifica su propósito de «convertir al menos el 30 % de la superficie marina en zonas protegidas gestionadas de manera eficaz» con idea de contribuir «a la recuperación de los hábitats y las poblaciones de peces».

Otro de los ponentes en el simposio organizado por la Xunta y por la EBCD fue el eurodiputado Gabriel Mato (PP). Reivindicó a la pesca como «la mejor opción» de alimentos «que contribuyen a combatir el cambio climático» porque sobresalen entre los que menor huella de carbono generan en su producción.

Coincide con los pescadores y con todas las empresas que giran alrededor del mar al censurar la política verde que abandera el eurocomisario Sinkevicius cuando prioriza el cuidado del medio ambiente sin valorarlos como proveedores de alimentos esenciales. La lucha contra el calentamiento global «no se puede utilizar para restringir más la pesca», sostiene Mato.

«No son la panacea»

En su opinión, la «gran obsesión de la Estrategia Biodiversidad 2030 por cerrar el 30 % de los océanos» a la flota conduciría a reducir el suministro de alimentos tan sanos y esenciales como los del mar. Mato alerta de que las reservas marinas «permanentes son incompatibles con la necesidad de responder a acciones climáticas cambiantes». Porque «es una víctima más» y, además, por los numerosos factores que influyen en la degradación del mar, el calentamiento global no debe usarse «como excusa para una legislación cada día más estricta con la pesca».

Las áreas marinas protegidas «no son la panacea», subraya el eurodiputado del PP, pero, en cualquier caso, la UE tendría «que evitar imponer de forma unilateral» ese tipo de restricciones a la pesca «si no se aplican» en el resto del mundo.